El escritor santiagueño Teodoro “Shu” Mansilla se mostró contento tras su paso por la Cuenca Carbonífera, luego de haber presentado su libro Monte Quemado, su historia y su gente, en el marco de una muestra itinerante denominada Pasen y Lean. “La hospitalidad del santacruceño es una característica no muy difundida, pero que resalta claramente”, elogió.
El artista estuvo dialogando con Adriana Gálvez en su programa de FM El Portal, Ojota con la Noticia, acerca de su visita a la Cuenca Carbonífera. En primer lugar, enfatizó su defensa de las causas sociales en su provincia, principalmente, de la vida y de la labor de los hacheros, y habló sobre sus facetas como escritor, docente y periodista, demostrando su versatilidad para las letras.
“Vine a esta comunidad por la invitación de un amigo que es de Monte Quemado como yo, Simón Cuéllar. Estoy agradecido por la recepción que me han dado en Santa Cruz. Por lo que descubro en cada paso que doy, la hospitalidad del santacruceño es una característica no muy difundida, pero que resalta claramente”, expresó.
El jueves y el viernes, Mansilla participó de sendas charlas en Río Turbio y en 28 de Noviembre en las que presentó su libro más reciente, Monte Quemado, su historia y su gente, como parte de una muestra itinerante que denominó Pasen y Lean. Al respecto, comentó: “Soy un romántico idealista, casi fuera de este tiempo. Intento promover y defender algo que me dicen que se está perdiendo, que está camino a desaparecer: la lectura de libros en papel. Algunos más drásticos me comentaron que nadie lee. Por eso, dejé mi siesta santiagueña y vine a visitar a mis coterráneos y a los escritores. Estuve en Caleta Olivia, Los Antiguos y Río Gallegos. En todos lados me recibieron muy bien, pude presentar mi último trabajo gracias a que la prensa se portó bien conmigo”.
Según el referente, el hábito de la lectura está en peligro. Incluso, habló de una lectura para el “conocimiento enciclopedista”, que consiste en leer el título y algunos párrafos para pensar que se sabe sobre un tema. Asimismo, lamentó que no se promueva la lectura investigativa de profundidad. “Si algo halagaron de mi prosa es su desarrollo, catalogado como un relato ‘sin ripio’, liviano, que uno comienza y se engancha con lo que se está contando para terminar el libro de un tirón. Que algunos representantes de la cultura en Santiago hayan dicho que pasaron noches en vela leyendo mis libros es un espaldarazo muy importante, no solo para mi obra, sino para la lectura en general”, subrayó.
A modo de mensaje, “Shu” Mansilla se dirigió a los jóvenes de nuestra Cuenca que están interesados en escribir y les dijo que “si no fuera algo difícil, no sería incentivador”. De hecho, expuso un punto con claridad: “Un artista al que no le interesen los retos, no es un artista. Si se facilita demasiado es una suerte de desvirtuar lo que pregonaron muchos artistas por muchos años cuando decían que el hambre inspira. Un escritor que escribe por obligación, sin sacrificarse, no es completo, sino triste. Una vez, en Buenos Aires, me dijeron que me debe costar el doble editar un libro; yo contesté que si fuera así, estaría agradecido, porque me cuesta diez veces más que a cualquiera. Tenemos a Buenos Aires como el mangrullo cultural en donde se observa y se digita todo lo que debe ser leído y escuchado en el Interior. Yo me rebelo contra eso, porque pienso que podemos crear usinas de cultura en los pueblos”.
En su paso por esta comunidad, el santiagueño ha podido conocer a algunos de los artistas más destacados, como Pedro Carrizo y Eduardo Guajardo. En cuanto al primero, señaló la injerencia que el grupo Los Imperdonables de la Cultura, que él encabeza, tiene en el ámbito local, luego de haber presenciado una representación teatral maravillosa por parte de este conjunto; sobre “Guaja”, dijo que “es un hombre de la cultura de Santa Cruz”. Además, remarcó la convocatoria a escritores, poetas, documentalistas y literatos para que presenten sus mejores expresiones, publicadas o no, y confraternizar con los creadores de cultura de nuestra provincia.
“El arte no se hace, sino que sucede. Todos tenemos talento para distintas cosas, pero el talento del que genera obras literarias no es de uno, nos lo da Dios. Nuestra responsabilidad pasa por cultivarlo, compartirlo, dejarlo fluir, porque está dentro nuestro. Si no lo hacemos, no contribuimos a esa obra divina”, dejó en claro para terminar.
(Fuente: Patagonianexo.com.ar)
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