Tal como estaba programado, el Honorable Concejo Deliberante en el marco del ciclo cultural, ‘Construyendo Identidad’, el viernes último ofreció al público un espectáculo teatral dirigido por Nitza Güemes y protagonizado por el actor y ex combatiente de guerra, Andrés Fernández Cabral. Se trató del unipersonal ‘Silencio Ficticio’.
Dada la temática del espectáculo, esta segunda velada tuvo como invitados especiales a representantes de las fuerzas armadas y de seguridad de Río Gallegos, quienes pudieron disfrutar de una obra en la que Andrés recreó el personaje de Guillermo Soto, un veterano de guerra que contaba cómo fue vivir la experiencia única y enriquecedora de haber ido a defender la Patria; mezclando en su relato cuestiones ligadas a su niñez, juventud y a la pos guerra.
Finalizada la obra, el titular de la Institución Legislativa, Pablo Grasso, junto a los ediles Juan Carlos Figueroa y Pablo Fadul entregaron a los realizadores de este unipersonal una estatuilla por haber participado del ciclo cultural.
A continuación, Andrés Cabral se tomó unos minutos para comentar algunos detalles de ‘Silencio Ficticio’ y de la recepción que tuvo en los diferentes escenarios en donde se ha presentado. “Esta obra la hice para devolverle al pueblo de Santa Cruz la identidad y entidad que me ha dado. Yo soy de Buenos Aires y todas las historias que ustedes han escuchado son verdaderas: a nosotros nos escupían en los desfiles”.
Asimismo, comentó que cuando viajó a Venezuela y a Perú con el unipersonal, lo que le llamó poderosamente la atención fue que allá conocieran en profundidad lo que fue la Guerra de Malvinas, y que la hayan vivido tan de cerca, como algo que no sólo perjudicaba a Argentina sino a América Latina.
“¿Usted de verdad estuvo en la Guerra? Porque cuando yo estudiaba periodismo en la universidad, nos juntamos con mis compañeros y armamos varias cajas con víveres y ropa para enviárselas a ustedes”, contó que le comentó un periodista de Maracaibo, Venezuela, que le estaba haciendo una entrevista radial.
Y prosiguió: “Pero no quedó ahí. Cuando fui a Perú, desde la embajada me invitaron a visitar una especie de museo que había en la universidad, donde me mostraron recortes de diarios de la gente peruana haciendo fila en la embajada para venir a luchar por Malvinas. Y también estuve con el segundo comandante de la escuadrilla de trece aviones Mirage enviados a Tandil, para combatir en la guerra”.
Luego de su presentación en el ciclo ‘Construyendo Identidad’, Andrés Cabral expresó que le pareció “fantástica la iniciativa del Concejo Deliberante de darle espacio a los artistas de la ciudad”, y se mostró, además, muy emocionado por haber tenido la posibilidad de presentar la obra en el mismo lugar donde sesionan los concejales. “Quiero agradecer el enorme trabajo que hizo todo el personal del Concejo para que esto se viera como una sala de teatro. Han trabajado muchísimo para que, tanto yo como el público, nos sintiéramos cómodos”.
Respecto a su vivencia en Malvinas, el ex combatiente comentó que fue un antes y un después en su vida, que lo llevó a convertirse en una persona diferente, haciendo que dentro suyo comenzaran a latir nuevas cosas. “Malvinas fue crecer de golpe: hacernos hombres y sentir que podíamos defender la patria en serio, dando lo más valioso que se tiene, que es la vida. Lo que no fue para nada interesante fue la posguerra porque, como nuestro pueblo es futbolero, aquel que pierde es visto como lo peor”.
Según comentó Andrés, haber venido a Santa Cruz a forjar su destino fue su salvación, porque en estas latitudes, además de encontrar un paisaje similar al de las Islas, encontró la contención que le hacía falta para seguir adelante y alcanzar sus sueños, pues aquí nadie lo ninguneaba ni escupía. “Como acá la gente había vivido la guerra de cerca -se hacían apagones en toda la ciudad y simulacros en las escuelas- entonces el pueblo entendía que representaba un veterano de guerra”.
Afirmó que la falta de contención se evidencia en los más de 400 suicidios que hubo de ex combatientes, los que -según señala- con el tiempo pueden llegar a superar o equiparar a los caídos en combate. “Hubo falta de contención, nos trataban como chicos y nos ninguneaban en un montón de lugares. Últimamente hay reconocimientos para los veteranos en todo el país, pero no estamos hablando de 30 años atrás, sino de 10 años atrás. Y eso es muy fuerte”.
Más adelante, Fernández Cabral contó de qué manera el arte le salvo la vida durante y después de la Guerra: “Yo empecé a estudiar teatro a los 14 años y eso fue un elemento que me ayudó durante mi estadía en Malvinas. Siempre tuve una mirada artística de lo que sucedía, lo que me llevaba a mirar las cosas desde otro lugar, para no sufrir tanto. Luego, después de la Guerra, el arte también fue mi gran tabla de salvación, porque pude seguir adelante a pesar de haber vivido un conflicto, que para los 21 años que tenía era algo grave”.
Por último, consultado sobre las próximas presentaciones de ‘Silencio Ficticio’, señaló que, gracias al auspicio del Ministerio de Cultura de Nación, viajará a Cuba donde tiene programadas nueve funciones en La Casa de las Américas y también prevé realizar charlas sobre Malvinas en las universidades.
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