Río Gallegos está lejano a aquel sentimiento de ser la Ciudad más linda de la Patagonia, de la Ciudad cordial que supimos tener, se convirtió en la Ciudad de la mugre.
Nuestro móvil de exteriores recorrió ésta mañana distintas arterias en las cuales solamente algo se destaca por sobre todo lo que vemos habitualmente, la basura.
Los baches, el barro por las lluvias de anoche y la falta de mantenimientos de todo tipo no hace otra cosa que causar preocupación, principalmente a las autoridades de los establecimientos educativos que de por sí ya deben reforzar sus presupuestos en desinfección para evitar los roedores.
Los residuos se acumular por todos lados, y la costanera, el lugar elegido por los pocos turistas que llegan de paso a la Ciudad se convirtió en el nuevo espacio de recepción de residuos, tras la colocación de contenedores de manera provisoria que tampoco dan abasto ante la actitud de los vecinos que tampoco quieren tener más basura acumulada dentro de sus casas.
Las autoridades tampoco dieron explicación alguna sobre el plan a seguir en los próximos días y ni el sindicato municipal, ni los jefes de área, ni los directores ni mucho menos los secretarios muestran tener algún plan o al menos brindar alguna solución en un conflicto que muestra poca luz al final del túnel.
La peligrosidad no radica solo en la acumulación de montañas de bolsas, sino en la inmediata disponibilidad de enfermedades que principalmente son transmitidas por la cantidad de perros abandonados o callejeros que hay a cada paso que se da en Río Gallegos.
Lejos estamos de ser la Ciudad cordial, ya dimos paso amablemente a la Ciudad de la Mugre.
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