La ubicó entre los países de la región que más redujo las diferencias entre sus habitantes, a partir de mejoras en ingresos y la educación. También elogió la AUH y la inclusión de ciudadanos al régimen de cobertura previsional.
Lo hizo a través de un informe elaborado por la economista Nora Lustig, donde señaló que “mientras que la desigualdad aumentó en casi todas las regiones del mundo, en la mayoría de países latinoamericanos disminuyó desde 2000”.
En ese sentido, el análisis ubicó a la Argentina en el quinto puesto entre los que más redujeron la desigualdad en el continente, por detrás de Nicaragua, Bolivia, Ecuador y El Salvador, pero con una performance mejor que la de Brasil, Perú, Chile, México, Uruguay y Colombia.
Asimismo, el FMI comparó que mientras en Argentina y el resto de Latinoamérica se redujo al desigualdad, en países como China, Rusia y Estados Unidos aumentó.
En tanto, al medir la reducción de desigualdad por incidencia de una mejor educación, la Argentina se ubica en el tercer lugar del continente, por detrás de Bolivia y Nicaragua.
El Fondo destacó que “la distribución más equitativa del ingreso laboral entre los asalariados y los trabajadores autónomos es el factor más importante, que explica 60% de la corrección de la desigualdad en la región”.
Al respecto, indicó que “los sueldos para trabajos poco calificados también subieron en respuesta al avance del salario mínimo; por ejemplo, en Argentina y Brasil”.
El informe remarcó que “el segundo factor en importancia que contribuyó a corregir la desigualdad fueron las transferencias gubernamentales, que en promedio explican alrededor del 20% de la reducción”, en alusión a retribuciones como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y por embarazo, las asignaciones familiares, el Plan Progresar y las jubilaciones para aquellas personas que no realizaron aportes suficientes, por haber trabajado en negro o haber estado desempleadas.
“Casi todos los países de la región tienen un programa central de transferencias de efectivo que exigen a las familias, como condición, mantener a sus hijos en la escuela y llevarlos a exámenes médicos periódicos”, subrayó el Fondo, que puso de relieve que “además de mejorar los niveles de vida de los pobres, las transferencias monetarias han contribuido a la salud, la educación y la nutrición de los niños que viven en condiciones de pobreza y, por ende, encierran la promesa de mejores oportunidades de empleo en el futuro”.
También remarcó que “muchos países de América Latina también han instituido pensiones no contributivas para brindar un mínimo de ingresos a la población de la tercera edad que no forma parte del sistema formal de seguridad social”.
(Fuente: Télam.)
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