María Cristina Flores continúa luchando por su vida en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Zonal.
Los familiares de Cristina viven horas de angustia.
Luego de que quien fuera su pareja, Pedro Hernández le disparara el martes dos balazos, de los cuales uno impactó en el cráneo y el restante en el pulmón izquierdo. El agresor, que se pegó un tiro en la cabeza y murió a los pocos minutos, hace pocos días había sido denunciado por Flores en la Comisaría de la Mujer y meses atrás por otra ex pareja.
La mujer de 42 años es oriunda de esta ciudad y según contaron ayer sus familiares que aguardaban en la sala de espera de la Unidad de Terapia Intensiva, hacía solo tres meses que había comenzado a mantener una relación sentimental con Hernández aunque no pudieron precisar las circunstancias y el lugar donde lo conoció.
Además, revelaron que el 17 de septiembre, junto a una amiga, acudió a la Comisaría de la Mujer de esta misma ciudad para radicar una denuncia, ya que Hernández le había propinado varios golpes e incluso le había mordido uno de sus brazos.
Al mismo tiempo aseguraron que desde esa dependencia “solo se limitaron a llamar por teléfono al tipo (Hernández) pero él les dijo que se habían equivocado de número”.
Se presume que fue esa denuncia la que habría desatado la furia del sujeto, según contó una de las hijas de nombre Carolina, ya que continuó persiguiendo a su madre y “la empezó a atacar peor” e incluso pasó varias veces por la casa de ella y “se hacía el tonto para saludarla”. En tanto, otro de los familiares Pablo Flores dijo indignado que “es injusto lo que le pasó a mi hermana”.
María Cristina es madre de tres hijas mujeres y dos varones de 6, 13, 18, 22 y 23 años, vive en la calle Lucio Mansilla, a pocas cuadras del lugar del hecho y trabaja hace cuatro meses en un servicio técnico denominado “Sertecman”, ubicado en la esquina de las calles Rivadavia y Juan José Paso, es decir a 50 metros de donde fue atacada.
ESTADO DE SALUD
Por otra parte, la jefe de la Unidad de Terapia Intensiva Viviana Romero, precisó a mediodía de ayer que Flores ingresó con dos impactos de proyectil (las primeras informaciones fraccionadas indicaban que eran cuatro).
Uno de ellos quedó alojado en el hueso de la región occipital, entre el hueso y la parte interna del cerebro, lo que le provocó un edema cerebral y deterioro del estado de conciencia, por lo que se decidió inducir el estado de coma y se la conectó a un respirador mecánico.
El restante proyectil, le perforó el pulmón izquierdo, produciéndole neumotórax, por lo cual debió realizarse un drenaje de urgencia.
Hasta la tarde de ayer, continuaba con pronóstico reservado, debido a que las lesiones afectaron órganos vitales.
En lo que respecta a Hernández, la médica dijo que ingresó sin pulso y a pesar de que se le practicaron las maniobras de reanimación correspondientes ya había entrado en un cuadro de paro cardiorespiratorio, provocado por el balazo que él mismo se disparó en la cabeza, pereciendo a los pocos minutos.
ANTECEDENTES DE VIOLENCIA
Este medio también pudo saber, en base a fuentes policiales confiables, que el suicida tenía antecedentes por otro caso de violencia de género.
En ese sentido se indicó que desde Pico Truncado se había remitido a principios de este año a la Comisaría de Jaramillo y Fitz Roy, una disposición judicial a través de la cual se le prohibía acercarse a otra mujer por haberla golpeado, la cual residiría en Truncado o bien en Koluel Kayke.
En este punto, se aclaró que Hernández no residía en el barrio Miramar como trascendió en un primer momento (donde solo tendría uno o dos amigos), sino en un establecimiento rural ubicado en la zona de Cañadón Minerales, próxima a Fitz Roy.
El mismo había sido arrendado tanto por él, como por un hermano y el padre de ambos, y la camioneta que condujo hasta el lugar del hecho de sangre, pertenecería a toda la familia.
EL HECHO
Cabe recordar que el brutal ataque ocurrió el martes alrededor de las 13:30 en el pasaje Quinquela Martín del barrio minicentro (ex PV), en el acceso a la vivienda 635, donde cayeron los cuerpos de Flores y Hernández.
Este último, había corrido a su ex pareja durante casi 100 metros y con un revolver calibre 32 disparó varias veces, impactando dos balazos en el cuerpo de la mujer, para luego gatillarse la cabeza y quitarse la vida.
Cabe mencionar que en el lugar se hicieron presentes efectivos de la División Criminalística para realizar las pericias correspondientes, determinando que en el lugar se encontraba el arma utilizada con seis vainas servidas en su tambor cargador y un resto plomizo en las inmediaciones.
Además los peritos secuestraron la camioneta marca Ford Ranger de color azul, dominio EOR 666, en la que se movilizaba, por orden del Juzgado de Instrucción Nº1 a cargo de Mario Albarrán.
(Fuente: La Vanguardia Sur.)
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