Un perito precisó que el asesino sentó a Lucas y ya muerto le asestó otro disparo.
El licenciado en Criminalística Alberto Leonardo Enhes, integrante del Departamento de Criminalística del Equipo Técnico Multidisciplinario de la Procuración General, fue ayer el testigo principal de la cuarta jornada del juicio oral y público contra Claudio Lamonega, en la que declararon seis testigos.
El 27 de noviembre, tres días después de que se descubrieran los homicidios de Marisa Santos (48) y de sus hijos Lucas Ramis (15) y Victoria Ramis (17), el Equipo Técnico Multidisciplinario de la Procuración General, integrado por los licenciados Alberto Enehes y Guillermo Figueredo, especialistas en informática y criminalística, llegaron a Sarmiento para trabajar en el caso que por esas horas ya era noticia en los principales medios periodísticos del país.
Su objetivo era analizar los teléfonos secuestrados, pero también realizar pericias sobre la escena del crimen, y más tarde sobre el silenciador que fue encontrado en el canal de riego N° 5, allí donde fue visto Claudio Norberto Lamonega (50), pareja de Santos y único imputado en la causa.
Ayer durante la cuarta jornada de juicio oral y público que se desarrolla en Sarmiento, Enehes brindó su testimonio ante el tribunal colegiado conformado por los jueces Daniel Pérez, Roberto Casal y Francisco Orlando. El licenciado brindó un crudo testimonio sobre la mecánica de los asesinatos, posiciones y distancias entre el tirador y las víctimas, y la utilización de un silenciador casero, al cual calificó como “un supresor de sonido muy bien hecho, de excelente factura”.
Sin embargo, lo más resonante de sus palabras fueron los detalles de cómo se ejecutó a las víctimas mientras dormían. En ese sentido, precisó que Lucas tras haber sido asesinado fue sentado en su cama y recibió un segundo disparo en la cabeza en forma descendente.
También que el arma fue disparada a diez centímetros de los rostros de las víctimas según el ángulo de ingreso de los proyectiles, y que en la cama de Victoria encontraron una manta prolijamente doblada en triángulo, lo que indica que el homicida era una persona prolija.
Enehes dio un detalle de su intervención durante toda la etapa de investigación. En ese sentido explicó que se encontraron con una escena bastante atípica: las víctimas estaban en sus camas y sin signos de defensa.
Ante esta situación analizaron diversas hipótesis para explicar por qué las víctimas no se despertaron ante el ruido de los seis disparos. En primer orden pensaron en la posibilidad de que estuvieran inconscientes por la inhalación de monóxido de carbono o bajo los efectos de algún somnífero, teorías que fueron descartadas al conocer los resultados de los análisis toxicológicos.
Y luego analizaron la posibilidad de una ejecución en simultáneo, pero finalmente orientaron la investigación a la posibilidad de que el ejecutante haya utilizado el supresor de sonido, para lo cual evaluaron la distancia de los disparos y realizaron pruebas de sonidos en la vivienda y en las dependencias del Equipo Técnico Multidisciplinario.
LOS AMIGOS DE LUCAS
En esta cuarta jornada, última de la semana hasta el martes, también ofreció su testimonio la madre de un compañero de Lucas, quien confirmó que vio al joven por última vez el sábado por la tarde, cuando fueron a su casa para dejarles las hojas de un trabajo práctico de su hijo.
También tomaron la palabra dos compañeros del joven, tal como lo hicieron dos amigos de Victoria el último miércoles. Ellos coincidieron que junto a otros dos amigos habían acordado juntarse el domingo 23 de noviembre de 2014 por la mañana para asistir a una corrida atlética escolar, pero al no llegar Lucas y no responder los llamados al teléfono fijo ni los mensajes de texto, decidieron ir hasta a su casa.
Allí estaba el portón abierto, todas las persianas bajas y que no se encontraba la Renault Kangoo de la madre de Lucas. Decidieron golpear la puerta y la ventana, pero nadie respondió.
Más tarde también le enviaron un mensaje de texto, preguntándole si se había quedado dormido, pero todo fue en vano, algo que les llamó la atención porque Lucas era muy responsable y la actividad era de carácter obligatoria.
En la audiencia también prestó declaración una empleada municipal amiga de Santos, quien le había facilitado un departamento al padre y a la hermana para que se puedan alojar en Buenos Aires, mientras el hombre se realizaba estudios médicos.
Esta situación motivó que el sábado 22 por la noche hablara con Santos, ya que habían tenido problemas con una llave del departamento. Quedaron en volver a contactarse el día siguiente para buscar una solución, pero nunca se concretó, ya que por esas horas ya se habían producido los crímenes.
En su declaración la mujer también afirmó que Santos le había contado que se había separado de Lamonega por sus celos y la etapa adolescente que vivían sus hijos.
Por último, declaró un testigo que confirmó que el domingo 23 por la mañana observó al acusado cuando arrojaba una bolsa en un contenedor de residuos ubicado sobre la calle Perito Moreno a pocos metros de ese lugar fue hallada la camioneta Kangoo de Marisa Santos.
Así terminó la primera semana del juicio oral y público por el triple homicidio de Sarmiento, que se extenderá por lo menos hasta el 4 de diciembre, con más de 100 testigos y 84 medios de prueba documentales y periciales.
(Fuente: El Patagonico.)
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