En la mañana de sábado se inició una marcha por las calles de la ciudad del Gorosito.
Un cuadro de congoja y tensión se produjo en una jornada sabatina al cumplirse un año del asesinato del albañil Reynaldo Vargas, cuando la protesta que protagonizaba junto a otros afiliados de la UOCRA, ese día 9 de abril de 2015 fue repelida a balazos por individuos vinculados al Sindicato Petrolero Santa Cruz.
Previamente, hubo marchas que confluyeron en ese edificio donde varios familiares dieron puñetazos a un plástico que cubre la puerta de acceso a oficinas.
La esposa del hombre asesinado Jhoselín Capihuara dijo “En el juzgado lo único que me dicen es que esto lleva tiempo y nosotros nos preguntamos ¿cuánto tiempo más vamos a esperar que se haga justicia por el asesinato de mi marido?.
La congoja de todos los presentes es cuando Jhoselín abrazaba su hijo de solo seis años, Juan Miguel, con quien poco antes, en medio de desgarradoras escenas de llanto, había depositado flores en el sitio donde cayó muerto el obrero, precisamente en la vereda que da al otro en la esquina de calle Güemes y 25 de Mayo.
En principio, familiares, amigos y miembros de la colectividad boliviana, a la que pertenecía Reynaldo Vargas, llegaron a la comuna caletense para hacer entrega de un petitorio solicitando apoyo institucional para que se esclarezca el crimen.
Sin embargo, ningún funcionario se encontraba en ese lugar a pesar que días antes la viuda había requerido permiso para realizar una marcha e incluso notificado que se haría entrega del petitorio.
Luego, ese grupo de casi un centenar de personas, portando pancartas de pedido de justicia, caminó por calle 25 de Mayo y continuaron por avenida San Martín hasta la plazoleta del Gorosito.
Allí se le unieron obreros de la UOCRA que habían llegado a ese lugar por avenida Independencia, junto a referentes de la Unión Personal de Seguridad de la República Argentina (UPSRA) y un grupo de integrantes de la Agrupación Petroleros en Lucha, que lidera Juan “Toja” Carbajal, disidente de la conducción gremial que encabeza Claudio Vidal.
Por la impotencia golpean una puerta del Sindicato
Los manifestantes, que ya sumaban casi cuatrocientos, se dirigieron hacia el edificio del gremio petrolero ubicado en la esquina de Güemes y Lavalle, en medio de gritos de “asesinos, asesinos”.
La situación se torno tensa cuando un joven familiar de Vargas y la viuda, hicieron ceder a puñetazos una lámina de plástico que cubría la puerta de acceso a oficinas.
Seguidamente, cruzaron la calle Güemes y se concentraron en la vereda del Hipertehuelche, donde cayó muerto Vargas al recibir uno de los numerosos balazos con que fue repelida la manifestación de la UOCRA.
Allí también cayó herido otro albañil, Bonifacio, quien más tarde se recuperó, pero en el pedido de justicia para su compañero, no asistió el acto homenaje, por razones que se desconocen.
En ese lugar, el sábado al mediodía se vivieron momentos desgarradores cuando chico que quedó huérfano, junto su madres lloraban desconsolados al momento de depositar flores en el suelo y un inmenso sentimiento de tristeza de apoderó de todos los presentes.
Poco después llegó el sacerdote Piero Santilli, quien pronunció una oración y pidió por el eterno descanso del obrero que perdiera la vida.
Vale recordar que por este hecho, hay cuatro individuos procesados, tratándose de Oscar Carranza, Juan “Chiquito” Quiroga, Damián Cristian Roldán y Roberto Esteban, quienes fueron detenidos a los pocos minutos de producidos los violentos incidentes.
LA UOCRA SE RETIRO CON ANTELACION
El acto de homenaje finalizó alrededor de las 13.00, pero los manifestantes de la UOCRA, optaron por retirarse en silencio veinte minutos antes.
Ello se debió a que, en momentos que se esperaba la llegada del sacerdote, la viuda del albañil dijo al periodismo que ese gremio sólo la había ayudado en un principio pero luego dejó de hacerlo.
Por su parte, al ser consultado por El Patagónico, el dirigente Franco Barros, reveló que inmediatamente después de los incidentes, el gremio se hizo cargo de afrontar los gastos de un abogado de la misma institución que arribó desde Buenos Aires, pero los familiares de Vargas rechazaron el ofrecimiento.
De todos modos consideró que era comprensible los dichos de la mujer por el dolor que aún la embargaba, pero igualmente la UOCRA continuaría por su cuenta con el reclamo de pedido de justicia por el afiliado asesinado y no descartaba que en pocos días más realice una manifestación frente al edificio donde funcionan los juzgados de instrucción.
(Fuente: La Vanguardia del Sur.)
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