Se cree que la muerte de Marcela se produjo antes del mediodía del domingo 6 de septiembre del 2015. A un año del horroroso crimen de la joven trans aún quedan dudas acerca de su muerte, de la violencia con la que actuaron y que además se sumó su condición de género.
El 6 de septiembre de 2015, la joven trans de 26 años había abordado un vehículo junto a unos sujetos con los que iba a pasar el rato después de una noche de diversión junto a amigas en un boliche local.
Durante días no se supo nada de ella. Su familia creía que se la había llevado alguna red de trata. Al octavo día de búsqueda, su cráneo apareció en un terreno baldío del barrio San Benito de Río Gallegos.
El 18 de abril de este año, un procedimiento terminó con la detención de tres sujetos involucrados en el asesinato. Sin embargo, aún no se sabe dónde está el cuerpo de Marcela ni cómo murió realmente. Lo que sí se sabe, es que para la jueza Rosana Suárez fue un “homicidio simple”, algo con lo que ni la familia ni la Secretaría de Estado de Derechos Humanos de Santa Cruz están de acuerdo.
Según indicó TiempoSur, el titular de la Secretaría, Horacio Pietragalla tendría previsto hoy ser recibido por la magistrada a primera hora de la mañana. También lo harían, por primera vez, las hermanas de Marcela.
La familia Chocobar quiere que la jueza Suárez piense en el odio como un móvil para cometer un asesinato. Odio a su condición de trans, tal vez, el odio que llevó a los presuntos asesinos, hoy detenidos, a agendarla en sus celulares como “el perro envenenado”.
Ni Sergio B. ni Angel A. son inimputables. Esto quiere decir que según las pericias psicológicas, ambos comprenden la criminalidad de sus actos. Hasta ahora, el único que accedió a la indagatoria ante la Jueza fue Angel, quien acusó a su amigo de haber ultimado a Marcela a golpes, luego de un encuentro sexual y tras que él le dijera que no podía pagarle porque no tenía plata.
Angel dijo no haber estado presente en el crimen, pero sí reconoció haber ayudado a su amigo a quemar algunas prendas de vestir de Marcela e incluso haberlo ayudado luego a “buscar” el cadáver que había dejado “entre el Bicentenario I y II”. Lo que le habría contado Sergio es que la mató a golpes. Sin embargo, lo refuta el estudio forense que no halló lesiones en el cráneo.
(Fuente: El Patagonico.)
Preocupación por el aumento de la población de langosta patagónica
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