“Los migrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida digna”
En el característico izamiento dominical, lugar que convoca a los vecinos de la ciudad de Río Gallegos, para celebrar las efemérides de la semana, en el mástil mayor donde se izan los pabellones nacional, provincial y de la ciudad, se celebró el “DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE”, fecha ésta que la Asamblea General de NACIONES UNIDAS en el año 2000 proclamó.
Naciones Unidas instauró el día 18 de diciembre, ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, que busca reconocer la gran contribución -a menudo ignorada- que millones de migrantes hacen a la economía y al desarrollo de los países en todo el mundo, y al mismo tiempo analizar los desafíos que la migración presenta para el futuro.
La Municipalidad de la ciudad de Río Gallegos, convocó a las comunidades migrantes, a través del Equipo Diocesano de Pastoral Migratoria, quienes acompañan los procesos de integración de los migrantes, celebrando la fe y la cultura. Se hicieron presentes las comunidades de las migraciones internas de Argentina, de Chile, Bolivia, Paraguay, Senegal, Colombia y México, acompañados por la pastoral migratoria.
Como cierre del izamiento las comunidades migrantes argentinas representadas por el grupo Kaani del Sur, ofrecieron un baile, como así también la agrupación folclórica “Estrellitas Australes” en representación de la comunidad chilena.
El Equipo Diocesano de la Pastoral Migratoria acercó a la comunidad de toda la Diócesis que comprende las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego – tierra de migrantes por antonomasia – un fraternal saludo y el reconocimiento al engrandecimiento de estos territorios.
Se adjunta mensaje del +Padre Obispo Miguel Ángel D´Annibale de la Diócesis de Río Gallegos, junto al Equipo de Pastoral Migratoria en conmemoración del día Internacional del Migrante.
MENSAJE EN CELEBRACIÓN “DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE”
“Los migrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida digna”
El 4 de diciembre de 2.000 la Asamblea General de NACIONES UNIDAS, ante el aumento de los flujos migratorios en el mundo, proclamó el 18 de diciembre “DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE”, que busca reconocer la gran contribución -a menudo ignorada- que millones de migrantes hacen a la economía y al desarrollo de los países en todo el mundo, y al mismo tiempo analizar los desafíos que la migración presenta para el futuro.
Por este motivo, quienes integramos el Equipo Diocesano de la Pastoral Migratoria deseamos acercar a la comunidad de Río Gallegos y de toda la Diócesis que comprende las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego – tierra de migrantes por antonomasia – nuestro fraternal saludo y el reconocimiento al engrandecimiento de estos territorios.
A lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación de superar la adversidad y buscar la esperanza en una vida mejor. La Argentina en general, y la Patagonia en particular han sido los territorios de demanda y acogida de poblaciones de países limítrofes y europeos, como así también de la migración interna.
La Iglesia reconoce que, en la realidad de la movilidad humana forzada, el perfil dominante de la pobreza y los sufrimientos produce frecuentemente dramas y tragedias en los migrantes, como es el tráfico y la trata de personas. En este sentido el Papa Francisco nos recuerda que: “Los migrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del hambre, de la explotación y de la injusta distribución de los recursos del planeta”.
Pero, por otra parte, no podemos dejar de manifestar los aspectos positivos de las migraciones, en el desarrollo económico y cultural de las comunidades de acogida.
Es misión de la Iglesia y de la sociedad toda, es favorecer la auténtica integración en las sociedades donde todos y cada uno sean miembros activos y responsables del bienestar del otro asegurando el ejercicio de los plenos derechos de ciudadanía, integración y participación activa en la vida del lugar de acogida.
Si bien se encuentra reconocido que el derecho a migrar es uno de los derechos humanos fundamentales, en el actual contexto internacional hay que reafirmar, como lo expresaba Juan Pablo II, y más recientemente el Papa Francisco, el derecho a “no migrar”, es decir, a garantizar las condiciones necesarias para permanecer en la tierra natal.
Concluimos nuestro mensaje con las palabras de Benedicto XIV:
“La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de Esperanza.
“Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia pero, para llegar hasta El, necesitamos también las luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía”.
Estas palabras son las que nos convocan a todos – y como Iglesia – cada día, y en especial en este Día Internacional del Migrante, a que seamos luces de Fe y Esperanza en medio de la realidad migratoria actual, y de aquellos que seguirán migrando, al vasto territorio de nuestra Diócesis.
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