Empresarios temían una avalancha que jaqueara a la industria. Los particulares estaban ansiosos, preparando sus tarjetas para “traerse todo” de China. En siete meses ingresó al país un millón de encomiendas, pero la mitad no se reclamó por lo engorroso del sistema y abundaron las “chucherías”.
El régimen “puerta a puerta” está cumpliendo los primeros siete meses desde que fuera reinstaurado por el macrismo.
Apenas se anunció su regreso –luego de que el kirchnerismo lo suprimiera-, la noticia fue recibida con una enorme dosis de expectativa por parte de los argentinos.
Los industriales, en cambio, temían lo peor: hablaban de “apertura indiscriminada” y alertaban que las “microimportaciones” que iban a realizar los particulares con sus tarjetas de crédito a través de páginas de comercio online chinas, iban –cuanto menos- a arrasar con la producción nacional de textiles, calzados, juguetes y electrónica.
Unos festejaban. Otros anticipaban un tsnumani. Pero la realidad es que la gran mayoría terminó errando el pronóstico: el régimen “puerta a puerta”, si se analiza bajo la óptica de los consumidores, está resultando ser un fracaso.
Los números son contundentes: de casi un millón de paquetes que se hicieron traer los argentinos desde el exterior en estos siete meses, prácticamente el 50% no fue retirado de las dependencias del Correo y Aduana repartidas en todo el país.
El dato cobra más relevancia si se tiene en cuenta que, de ese total, más de un cuarto de millón de encomiendas, de hecho, ya no están en la Argentina: las mismas fueron reexportadas a sus países de origen (principalmente China) porque nunca fueron reclamadas por sus dueños.
En tanto, desde el Correo advierten que hay otros 250.000 paquetes en una suerte de “limbo”. Es decir que los compradores todavía no realizaron los pasos necesarios a través de la página de la AFIPpara nacionalizar los productos y, como consecuencia, están a un paso de ser puestos en contenedores de regreso al continente asiático.
Así, el escenario que se respira hoy en el Correo y en Aduana dista del que se presagiaba a mediados del 2016, cuando el Gobierno anunció el regreso del sistema.
Es más: fuentes del primer organismo aseguraron a iProfesional bajo estricto off the record que el “puerta a puerta” está generando un engorroso problema logístico.
Las decenas de miles de paquetes que juntan polvo a la espera de ser reclamados están ocupando lugar y demandan cada vez más horas hombre, dado que la gestión del inventario requiere de numerosos empleados, que deben revisarlos y acomodarlos.
Para peor, la enorme cantidad de encomiendas que quedan “huérfanas” deben ser devueltas a la Aduana y luego reexportadas, lo que termina generando costos extra de transporte y distribución que no son cubiertos por los verdaderos dueños de la mercadería, es decir, los particulares que compraron con sus tarjetas de crédito.
“Tampoco podemos subastar estos productos, porque al no haberse pagado los aranceles, no se pueden considerar nacionalizados y deben ser devueltos a origen”, indicaron.
Los resultados que está generando el “puerta a puerta” son tan negativos que hasta funcionarios del Ministerio de Producción ya mantuvieron reuniones con técnicos de AFIP y del Correo para tratar de entender por qué el régimen está lejos de fluir.
Una “letra chica” engorrosa
Una de las razones que explican por qué cerca del 50% de las operaciones fracasó o está a punto de caducar, es que utilizar el “puerta a puerta” no se limita a tarjetear en alguna página china como DealExtreme o DhGate y luego esperar cómodamente en el hogar la entrega del paquete.
El sistema tiene una “letra chica” muy amplia que desalienta a los compradores una vez que efectuaron la compra.
El inicio del problema es la relación desproporcional entre el valor de los productos que en general se adquieren y el nivel de esfuerzo y tiempo que luego los particulares deben invertir para hacerse de los mismos.
Sucede que gran parte de la mercadería comprada son “chucherías” (fundas de celular, hebillas, auriculares, prendas baratas, etc.) que no superan los u$s3 o u$s5 pero que luego demandan los mismos pasos burocráticos que, por ejemplo, una tablet de u$s200.
Luego, viene la segunda barrera: entender cómo funciona el sistema online del “puerta a puerta”.
“Hay un problema y es que la gente no termina de comprender cómo cargar los datos; por las consultas que recibimos, muchos tampoco tienen idea que deben poseer una clave de AFIP con nivel de seguridad tres o que hay que pagar un arancel del 50% sobre la mercadería y abonar $100 por el envío al Correo”, enumeró la fuente consultada.
Hay más: una de las razones que explica el medio millón de paquetes sin retirar es el perfil de los compradores.
“Muchas veces son adolescentes que usan las tarjetas de crédito de sus padres, con su permiso. Pero luego son estos últimos los que tienen que completar datos y abonar los impuestos y costos logísticos y, en general, al ver que lo que trajeron sus hijos son productos sin mucho valor, entonces prefieren directamente olvidarse de completar la operación”, señaló el directivo.
También detalló que “tenemos casos de gente mayor que adquirió un producto pensando que era fácil y después no terminó de entender cómo funciona la página de la AFIP. Ahí es cuando termina empantanándose la compra”.
Las complicaciones también surgen porque las diferentes sedes de Aduana que están en cada provincia, según explicó la fuente, “aplican diferentes criterios”.
“El régimen establece que se puede traer hasta un máximo de tres productos iguales, para evitar que lo que se importa sea para comercializar. Pero tenemos conocimiento de gente que compró tres pantalones o vestidos similares y así y todo, no se habilitó la operación”, sostuvo.
A continuación, el paso a paso que debe seguirse desde que se hace clic en “comprar” hasta poder tener el producto en las manos:
• Una vez que la encomienda cruza la frontera, el Correo envía al comprador un telegrama de aviso.
• A partir de allí, el usuario deberá completar un formulario en la página de la AFIP, lo que implica que tiene que contar con un número de CUIL/CUIT y clave fiscal, con un nivel de seguridad 3 para poder operar.
• En la web, el usuario debe generar un Volante Electrónico de Pago (VEP) para poder abonar los impuestos establecidos por el fisco (se puede pagar por home banking) y, además, tiene que desembolsar $100 por manejo del paquete.
• Posteriormente, el particular debe comunicar en la web de la AFIP que recibió la mercadería dentro de los 30 días corridos.
• El problema en el que incurren muchos es que no confirman la recepción de la encomienda.
• Esto genera que el destinatario no pueda volver a realizar otra operación bajo esta modalidad.
Radiografía del “puerta a puerta”
Al hilar fino y analizar los números acumulados desde el 26 de agosto del año pasado hasta mediados de marzo se observa que se importaron 998.000 paquetes. De ese volumen:
-319.000 fueron entregados por el servicio del Correo en las puertas de las casas de los compradores (32% del total)
-En tanto, los particulares tuvieron que ir a retirar de la Aduana unas 174.000 encomiendas (17,5%) que no fueron enviadas a los hogares porque superaban el límite permitido de u$s200 o pesaban más de 2 kilos.
-Esto da como resultado que sólo el 49,5% del total de las operaciones efectuadas en estos casi siete meses llegaron efectivamente a manos de sus dueños.
-Del resto, más de 257.000 paquetes fueron devueltos a sus países de origen (mayormente China), un volumen que equivale a casi 26%.
-Mientras que otros 248.000 corren el riesgo de ser reexportados si no se completan los pasos en tiempo y forma (ver cuadro).
Se “entibia” el boom
Un dato que deja a las claras que el “puerta a puerta” está perdiendo envión está en los registros que lleva el Correo.
Durante la primera semana de septiembre, cuando recién fue habilitado el régimen, ingresaron al país 20.000 paquetes por día, en promedio.
“Apenas se dio a conocer la noticia, hubo miles de personas que comenzaron a comprar productos a través de portales chinos, pensando que el sistema iba a funcionar igual que en el pasado, cuando casi no había trabas. Por eso se dio ese salto ”, indicó la fuente.
Con el correr de los días, sin embargo, la fiebre inicial fue disminuyendo:
• En total, durante los últimos cuatro meses de 2016, el total de paquetes que ingresó a la Argentina a través de esta vía fue de 530.000.
• Esto arrojó como resultado un promedio diario de 4.440 encomiendas.
• En enero, conforme se fue profundizando el atraso cambiario, el régimen registró un pico de 7.800 paquetes por jornada.
• En febrero, sin embargo, empezó a desacelerarse: el número pasó a promediar los 6.600.
• En la primera quincena de marzo, ya se hizo evidente que muchos compradores no reincidieron y que el uso del “puerta a puerta” se fue aplacando considerablemente, de la mano de 2.923 encomiendas por día, con una caída intermensual del 65%.
“Es evidente que se ha ido enfriando el entusiasmo inicial”, indicaron a iProfesional.
La industria, entre temores y realidades
El año pasado, cuando el macrismo informó que iba a reflotar el régimen, las cámaras vinculadas con sectores “sensibles” de la economía, como calzado, textil y electrónica, pusieron el grito en el cielo.
El consenso generalizado era que el regreso del mecanismo iba a barrer con la industria nacional, en un contexto de atraso cambiario.
Pero la realidad es que, por el momento, el “puerta a puerta” descendió varios escalones en el “ranking” de las preocupaciones de los industriales, afectados hoy por la caída de la demanda en el mercado doméstico y la suba de las importaciones formales –realizadas por empresas-, así como por las informales –contrabando-.
“El empresario que dijo que esto iba a fundir a la industria, realmente se equivocó. Viendo lo que se está importando y la cantidad de encomiendas huérfanas, el impacto sobre la producción es marginal”, indicaron desde el Correo.
“A lo sumo, los que pueden quejarse son los comerciantes, porque muchos de estos productos que se traen no se fabrican localmente y son los que acá los minoristas compran a importadores”, agregó.
Desde el Correo hacen notar su disconformidad con la manera en que está funcionando el régimen. Aseguran que el manejo del inventario se está tornando cada vez más difícil y que pierdenmuchas horas atendiendo reclamos de particulares que importaron una funda de celular o una cadenita de piedras falsas.
“Son muchos dolores de cabeza por chucherías chinas”, dispararon desde el organismo. Una síntesis perfecta que resume lo que es hoy el “puerta a puerta”.
(Fuente: Mediática Digital.)
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