Es una de las experiencias nacidas y desarrolladas en “X”, la empresa de Google que incuba y desarrolla proyectos disruptivos.
Loon, la iniciativa que brinda Internet en zonas sin conexión a través de globos estratosféricos -y que tuvo su bautismo de fuego durante las recientes inundaciones en Perú- es una de las experiencias nacidas y desarrolladas en “X”, la empresa de Google que incuba y desarrolla proyectos disruptivos.
La noticia se conoció esta semana: decenas de miles de personas afectadas por las inundaciones ocurridas entre marzo y abril último en el centro y noroeste de Perú pudieron conectarse a Internet durante esos meses gracias a los globos estratosféricos de Loon.
Lanzados desde Puerto Rico, los equipos volaban desde hacía meses por los cielos del país andino para realizar pruebas técnicas, como sucede también en los espacios aéreos de otros países sudamericanos, y las inundaciones fueron la primera oportunidad para probar la eficacia del servicio, explicó este viernes el ingeniero de Loon Sal Candino, durante un encuentro del que participó Télam en la sede de X, en Estados Unidos.
Esa experiencia, que duró más de dos meses, fue posible gracias a una asociación entre X, el gobierno de Perú y Telefónica, que brindó la conectividad que los globos recibían en la estratósfera y devolvían hacia la Tierra en un área más amplia que la que podría cubrir una antena, explicó Candino.
Guiados por sistemas con inteligencia artificial que determinan hacia dónde deben ir, los globos se mueven aprovechando la dirección de los vientos, que circulan en uno u otro sentido según la altura, por capas. Para poder cambiar el rumbo, adentro de cada uno hay otro globo más pequeño que administra la presión interna del más grande, permitiéndole bajar y subir.
Fabricados con un plástico similar al de las bolsas de supermercado y alimentados por energía solar, los globos aprovechan las redes LTE (4G) de las proveedoras y proyectan Internet en zonas rurales.
Su modelo de negocio consiste en un servicio de infraestructura móvil que complementa o amplía la llegada de la señal de las empresas de telecomunicaciones.
El hecho de ser redituable es una de las características que deben tener para avanzar las iniciativas surgidas en X, la empresa de Google encargada de emplear tecnologías novedosas para encontrar soluciones radicales a grandes problemas sociales, en la que Loon está inmerso desde su nacimiento, en 2013.
Desde entonces, a medida que su tecnología fue evolucionando, el proyecto atravesó diversas etapas y tuvo un hito en 2014, cuando se hizo la primera prueba y se conectó a Internet una escuela rural de Brasil.
En 2015 siguieron las pruebas en Chile, con globos que habían sido lanzado en Nueva Zelanda, y en 2016, tras descartar la idea de tener aparatos volando alrededor de todo el mundo (dado que en los océanos no se necesita Internet), se concentraron sobre Perú.
Esta evolución se reflejó también en los componentes de los vehículos, como en la batería, que pasó de estar dentro de una pequeña conservadora de telgopor, de esas que se usan para llevar bebidas a la playa, a un modelo más complejos, con otros materiales aunque con la misma función.
Nick Kohli, uno de los responsables del proyecto, recordó entre los primeros desafíos el “rescate” de los globos que descendían: “Aprendimos que tenían que descender en áreas remotas, pero que fueran accesibles para que se los pudiera buscar”, señaló el directivo.
Para tener mayor control del proceso, Loon trabaja con agencias de aviación y espaciales de todo el mundo, a las que avisa cuando está por realizar los descensos.
(Fuente: Télam.)
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