“Háblalo”, es una aplicación desarrollada por Mateo Salvatto, un joven de 18 años, y estará disponible para Windows Phone y Apple.
Por Lucas González Monte
Las dificultades que las personas sordas viven a diario a la hora de pedir una indicación en la calle, ir al médico o a hacer compras comenzó a tener una solución gracias a “Háblalo”, una aplicación desarrollada por Mateo Salvatto, un joven de 18 años que apuesta a la inclusión “rompiendo las barreras de la comunicación”.
“Yo sé muchas cosas y no las estoy usando para ayudar a alguien que lo necesite”, fue la frase que se le cruzó por la cabeza a Mateo cuando terminó el colegio secundario y emprendió la tarea de desarrollar una solución tecnológica a los problemas de la comunidad sorda de Argentina.
Mientras su padre se desempeña como contador, su madre es docente para sordos, lo que hizo que el joven conociera la problemática desde muy temprana edad.
“Viven cosas que nosotros ni nos imaginamos. Desde necesitar a un familiar que los acompañe a una farmacia o al médico, hasta casos más graves, el de muchos chicos que son abusados y no tienen forma de denunciarlo”, señaló.
Por eso, desde noviembre del año pasado viene trabajando en la aplicación, y mantiene reuniones con personas sordas que lo ayudan, al decirle “qué es lo que necesitan”.
“Así, en enero de este año saqué la primera versión que era una muy básica”, explicó Salvatto en diálogo con Télam.
La interfaz de “Háblalo” tiene una serie de mensajes preestablecidos que facilitan una rápida comunicación y un sistema de traducción “texto a voz – voz a texto” que permite a un sordo intercambiar mensajes con una persona hablante.
Además del impedimento respecto de la conexión con aquel que no tiene dificultades para hablar pero que desconoce el lenguaje de señas, existen otros desafíos a la hora de construir un desarrollo de este tipo: “Muchos me comentan que existen herramientas que hacen las funciones de traducción voz a texto y texto a voz, pero ninguna está diseñada de forma amigable para con los sordos, que no tienen la agilidad para adaptarse tan fácilmente a las nuevas tecnologías”.
Ese dato se confirma en las estadísticas de descargas de la aplicación: Muchos de los dispositivos utilizados usan versiones de Android muy antiguas, algo que también podría estar señalando la condición económicamente vulnerable de la comunidad de sordos.
Salvatto no tiene en su familia antecedentes de profesionales en materias informáticas y señala que, hasta hace tres años, “solo sabía que en un enchufe había 220 voltios”.
Cuando ingresó en la secundaria de la ORT, “casi como un juego” se anotó en el club de robótica y desde allí no paró: sigue estudiando, ganó y perdió en concursos nacionales e internacionales, diseñó cohetes y hasta hizo una incursión como modelo publicitario.
“En mi primera competencia perdí en la primera ronda, pero lo seguí intentando. Hay muchas personas que les interesan estos temas pero no se animan. Tenía 15 y no sabía nada de robótica, no hay que tenerle miedo. Eso y acostumbrarse a perder para poder ganar”, aconseja.
Esta semana, su proyecto participó en la etapa local de la competencia Imagine Cup que organiza Microsoft desde hace 13 años y que otorga, en su fase final, un premio de 100 mil dólares para el ganador.
La app, que ya se encuentra disponible en Google Play consiguió el aval de la Confederación Argentina de Sordos para difundirla dentro de la comunidad, pero no cuenta con ningún aporte económico público o privado para la versión 2.0.
Ese desarrollo, en el que ya se encuentra trabajando, incluye la posibilidad de traducción simultánea a otros idiomas para facilitar las acciones de los sordos durante un viaje a un país no hispanohablante.
Asimismo, incorpora la implementación en los diversos modelos de relojes inteligentes para que no sea necesario “sacar el teléfono en medio de la calle”.
Además, contará con un chatbot (un software que, a través de preguntas prefijadas, va guiando al usuario para que describa el problema) que permita comunicar al hipoacúsico con el sistema de emergencias y alertar sobre un problema de salud o de seguridad, algo que hoy en día es una tarea imposible para estas personas de no tener a alguien que les pueda traducir.
Por último, se publicaría la app para Windows Phone y Apple e integraría de forma gratuita herramientas de elevado costo comercial, como el sistema que alerta el llanto de un bebé o el timbre de una casa.
Mateo recibió cientos de mensajes de distintos países y, algunos de ellos, de personas que tienen otro tipo de dificultades para la comunicación por accidentes cerebros vasculares o de familiares de autistas.
Quizá por eso, cuándo se le pregunta sobre su futuro, comenta con entusiasmo: “Me gustaría empezar una empresa para ayudar a personas que lo necesiten, no sólo a los sordos. Hay un montón de tecnología que puede ayudar y que nadie está utilizando”.
(Fuente: Télam.)
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