Con el arribo del invierno el próximo 21 de junio, Camuzzi Gas del Sur ofrece a la población una guía práctica con 10 preguntas para entender qué es el monóxido de carbono, cómo se produce, qué efectos tiene sobre las personas y cómo evitar intoxicaciones.
El monóxido de carbono es un gas tóxico que se produce por una mala combustión. Ésta puede originarse no sólo en los artefactos a gas natural, sino también con cualquier otro material combustible: madera, carbón, kerosene, etc. No tiene olor, color ni sabor y tampoco irrita; es por eso que resulta tan difícil de reconocer en un ambiente.
El oxígeno es fundamental para que los materiales combustibles puedan quemarse adecuadamente. Cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente se produce la mala combustión, dando origen al monóxido de carbono (CO). Por ello, las principales causas de aparición de CO están asociadas al mal estado de los artefactos a gas o de sus instalaciones, que por alguna deficiencia no permiten el ingreso de oxígeno al lugar de la combustión, o al desconocimiento de las medidas de seguridad.
Su nombre refiere a su composición química: una sola molécula de oxígeno (“mono”=1; “óxido”=Oxígeno) y una molécula de carbono.
No, no es lo mismo. El gas natural no es tóxico pero sí explosivo en determinadas concentraciones de gas y aire. En su forma natural no tiene olor, pero para ser distribuido y como norma de seguridad, se le agrega el característico olor con el que se lo identifica en los hogares.
No. Tener una pérdida, o dejar abierto el paso de gas sin encender ningún artefacto es peligroso porque puede generar una explosión, incendio o asfixia por acumulación de gas en el ambiente, pero no porque se esté produciendo CO.
El CO desplaza al oxígeno del ambiente. Una vez inhalado, se combina con la hemoglobina de la sangre a través de los pulmones e impide que el oxígeno llegue a los órganos vitales. En función del tiempo de exposición y del grado de concentración del CO en el aire respirado, puede provocar desde dolores de cabeza, náuseas y desmayos, hasta la muerte.
La ventilación de los ambientes permite el ingreso del oxígeno necesario para lograr una buena combustión y, ante la presencia de CO, atenuar sus efectos adversos. Por ello, es absolutamente necesario mantener ventilaciones permanentes, como las rejillas, para el ingreso continuo de aire. Las mismas no tienen que obstruirse ni siquiera en forma parcial. Como seguridad adicional es conveniente garantizar una apertura mínima de alguna ventana para contribuir al ingreso de aire en el ambiente.
Es fundamental hacer revisar las instalaciones de gas y los artefactos en forma periódica por un instalador matriculado. Es el único profesional que podrá garantizar que las condiciones de la instalación, la ubicación de los artefactos, la ventilación y las evacuaciones de gases se encuentran en condiciones técnicas y de seguridad reglamentarias.
Si bien el CO no tiene olor, ni se ve ni se siente, existen claros indicios para detectar su presencia, como la coloración amarilla o anaranjada de la llama (siempre debe ser de color azul) y la aparición de manchas o tiznado en las paredes, en los artefactos, sus conductos de evacuación de gases o alrededor de ellos. Adicionalmente, la aparición de síntomas como dolores de cabeza, mareos, náuseas y vómitos podrían también estar indicando su presencia.
Lo primero que hay que hacer es abandonar el ambiente y dejar abiertas las ventanas para su adecuada ventilación. Si alguna persona tiene síntomas, debe recibir atención médica. Antes de volver a usar ese ambiente hay que convocar a un instalador matriculado para que revise las instalaciones.
Los accidentes con monóxido de carbono suceden todo el año y siempre son evitables. El mantenimiento de las instalaciones internas es responsabilidad de los usuarios, y para hacerlo, es necesario hacer una revisión periódica con un instalador matriculado. Ante emergencias o dudas, Camuzzi pone a disposición sus números de contacto.
Atención al cliente: 0810-555-3698
Emergencias: 0810-999-0810 / 0800-999-0810
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