En dos oportunidades en un solo día la reacción de los mineros superó la extorsión de la Intervención de YCRT.
A primera hora de la tarde una gran marcha de casi 1500 personas entre mineros, municipales, familiares de los despedidos y vecinos, había forzado una “negociación” para el próximo lunes y martes en Buenos Aires, en la cual la empresa pretende avanzar contra el convenio con la extorsión de más de 400 despidos. En el fondo pretende liquidar cláusulas del convenio y despedir también. Como en apariencia se suspendían los despidos, la multitud marchó hasta el centro de la ciudad celebrando lo que se vivía por esas horas como un primer “triunfo”.
Cuando los dirigentes de ATE y la intersindical hicieron público que se suspendían los despidos hasta esa negociación, funcionarios de la empresa los desmintieron y en una verdadera provocación manifestaron que los despidos estaban en pie. No pasaron dos horas y ya caída la noche los trabajadores se autoconvocaron en la boca de mina y llamaron a la dirigencia de ATE reclamando la adopción de medidas de lucha inmediatas. La asamblea muy numerosa, fue tensa y oscilaba entre internarse en el socavón o mantener una toma en la boca de la mina y convocar a la población a apoyar el reclamo que fue la moción que se impuso. Hubo recriminaciones a la dirigencia pidiendo que “dejen de ser voceros de la intervención”. La madurez de los trabajadores se reveló en la asamblea donde en todo momento aseguraron que se mantenga la unidad en las medidas de fuerza, a pesar de la tensión interna reinante. Una vez decidida la medida se organizaron turnos de 12 horas para garantizarla y una convocatoria a la comunidad para las 14 horas del jueves 25. Superada la asamblea, comenzó a vivirse un ambiente festivo entre los cientos de compañeros que se preparaban para pasar la noche y se construyó una ranchada apoyada por un colectivo viejo.
La lucha iniciada expresa la decisión de la clase obrera minera de no aceptar las condiciones del ajuste de Macri, Costa y Zeidán. Los acontecimientos se precipitan por el ahogo presupuestario y la decisión de la intervención de descargar esa situación sobre los puestos de trabajo y apostar a la privatización de la Superusina, cuya construcción está paralizada hace varios años. El gobierno ha decidido ir hasta el final. Los trabajadores son conscientes plenamente de ello y también han decidido dar una batalla decisiva.
El Partido Obrero viene alertando sobre este desenlace desde hace mucho tiempo y ha intervenido desde el inicio del presente conflicto. Reclamamos la unidad de la lucha minera con la de los trabajadores provinciales y municipales a través de la convocatoria de una ASAMBLEA COMUNITARIA y del funcionamiento de la intersindical de la cuenca por medio de plenarios de delegados de base, lo cual en parte ya se viene produciendo.
El kirchnerismo realiza una intensa demagogia, tratando de disimular su firma del pacto fiscal y el brutal ajuste contra los empleados provinciales y municipales que viene aplicando desde que asumió Alicia Kirchner en 2015. Su única preocupación es sacar alguna ventaja política del conflicto. Sobre todo le teme como a la peste a la unificación de las luchas mineras con los empleados de la provincia o los docentes que ingresarán en su propio conflicto con el gobierno provincial los primeros días de febrero.
Como los despidos se extienden también a los petroleros y los salarios congelados abarcan a toda la provincia, desde el Partido Obrero y la Coordinadora Sindical Clasista venimos planteando que la Mesa de Unidad Sindical, la CGT y la CTA convoquen a un plenario provincial de delegados de base con mandato, para votar un programa de la clase obrera y un plan de lucha de conjunto que prepare la huelga general.
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