Las Palmas, en el Chaco, es una localidad en la que cada vez vive menos gente: cerca de 4000 según el último censo. A fines del Siglo XIX fue el primer lugar en la Argentina con red de energía eléctrica, todo gracias a que allí se había instalado un inmenso ingenio azucarero.
Las Palmas llegó a ser conocida como “La Luz de la Patria”. Pero de eso pasó mucho tiempo y ahora es noticia por un caso de corrupción: el fin de semana, ocho miembros del escuadrón local de Gendarmería, entre ellos el jefe y el subjefe, fueron detenidos acusados de formar parte de una asociación ilícita a través de la cual, entre otras cosas, defraudaron al estado simulando una compra de comida para caballos por valor de 1.200.000 pesos.
Compras simuladas, licitaciones a amigos, robo de materiales secuestrados en causas de contrabando, pedidos de coimas y prebendas varias fueron formando una causa a cargo de la jueza federal de Chaco, Zunilda Niremperger y el fiscal Patricio Sabadini, según informa Clarin.com.
En el caso también intervino Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la Nación, que participó en una serie de allanamientos concretados el pasado 9 de octubre y que sellaron la suerte de los gendarmes detenidos el fin de semana.
Los allanamientos no solo sirvieron para recolectar documentación. También dispararon una serie de testimoniales de personal subalterno del Escuadrón 14 “Las Palmas” que terminaron sepultando al prefecto Héctor Procop, el comandante Eduardo Jorge y el alferez Brian Camargo, como principales responsables de los hechos denunciados.
“Las planillas de patrullaje son falsas, las hacen para cobrar horas extras. Algunos procedimientos de secuestro no se anotan en el libro de guardia”, declaró una gendarme.
DESVIO DE FONDOS
“Los jefes amenazan al personal diciéndoles que si no hacen lo que dicen los van a sacar de paseo lejos de sus familias”, sostuvo una denuncia anónima recibida en el Ministerio de Seguridad, según la cual “el dinero que se envía a Gendarmería para comprar alimentos para animales no se utiliza para ese fin (…) lo que sucede también con las cubiertas para los vehículos”.
“En las actas de interdicción y apertura de encomiendas de secuestros de cigarrillos siempre ponen menores cantidades. En los depósitos hay excedentes de cigarrillos que son utilizados para pagar favores, comprar testigos y protocolo político”, aseguró otra gendarme que dijo haber sido amenazada por sus jefes y dio un panorama del escuadrón más parecido a un maxiquiosco que a una repartición de una fuerza de seguridad.
Si algo hay en la causa a cargo de Niremperger y Sabadini son pruebas, testimonios e indicios de una estructura puesta al servicio del negocio personal. No tanto grandes actos de corrupción o de complicidad con narcotraficantes sino un sistema de corrupción totalmente naturalizado, diario y aceitado.
Uno de los episodios más documentados del expediente tiene que ver con una compra (supuestamente simulada) de alfalfa y avena para los caballos del escuadrón, por valor de 1.200.000 pesos.
De acuerdo a los indicios de la causa, que involucran también a un comerciante local, el alimento o bien nunca fue entregado (no hay registros al respecto), o bien se entregó una cantidad muy inferior a la que fue abonada por Gendarmería.
Como si esto fuera poco, Asuntos Internos tomó una declaración de otra comerciante a la que, por el mismo negocio con la alfalfa, le hicieron pagar unos 50.000 pesos de coimas como señal de buena voluntad y finalmente no le dieron el negocio. En realidad la coima total a pagar era de 200.000 pesos.
“En vísperas de Navidad fui al puente de Clorinda, en Formosa, y le entregué 50.000 como acto de fe pero la licitación no se dio, se la dieron a otra persona”, contó la denunciante, quien acudió el Ministerio en febrero pasado.
Al parecer en Las Palmas había de todo un poco, hasta el robo hormiga del contenido de las encomiendas secuestradas. Y todo era sistemático.
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