Si bien el porcentaje aún es estudiado y dependerá de la cotización de la divisa en lo que resta de abril, trascendió que se ubicará entre 3 y 5 por ciento, con el argumento de equilibrar los efectos de la devaluación y el precio del crudo.
Como cada fin de mes, las petroleras hacen la cuenta de cuánto subieron el dólar y el petróleo en los últimos 30 días y, según una fórmula, cuál es el porcentaje de aumento que deberían tener los combustibles. Luego dependerá de una decisión corporativa cuánto de ese aumento en los costos se terminará trasladando al consumidor. Por lo que trascendió hasta ahora, en los próximos días, las naftas subirán entre 3% y 5% en lo que será el cuarto aumento del 2019.
Sólo dos motivos podrían demorar la aplicación del nuevo ajuste: la caída en el consumo de combustibles, que sigue alta; y el factor político, ya que YPF es la petrolera que suele liderar los aumentos en los precios. Tanto es así que si bien el mes pasado Raizen, que comercializa la marca Shell, se adelantó y anunció un aumento del 9,5% en la nafta y el gasoil, tras el anuncio de la competencia (YPF y luego Axion), decidió retrotraer la suba para que el incremento fuese del 5%, casi como las otras compañías.
La inflación fue del 4,7% en marzo y para este mes se espera entre 4% y 4,5%, según las consultoras privadas, lo que dejaría un primer cuatrimestre con casi 16% de alza de precios. La aceleración inflacionaria es uno de los principales problemas que tiene hoy el Gobierno en materia económica y que le generando muchos costos políticos en un año donde Cambiemos se juega la reelección.
En este contexto, no sería extraño que la decisión fuese demorar o suavizar los aumentos. De hecho, una de las medidas anunciadas días atrás por el presidente Mauricio Macri fue postergar los aumentos tarifarios del año y fijar el valor de 64 productos básicos por seis meses (los denominados “Precios esenciales”).
De todas maneras, los fundamentos que explican la necesidad de volver a hacer ajustes en los precios de los combustibles son dos: por un lado, el dólar, que subió de $ 44,40 a $ 46entre el 29 de marzo y el cierre de ayer (3,6%); y por otro, la evolución del valor del Brent, que escaló desde los USD 67,70 el barril, a fines de marzo, a los USD 73 actuales (casi 8%).
Fuentes del mercado aseguraron a Infobae que si se tuviera que realizar el ajuste correspondiente por la evolución del dólar y el petróleo, la suba debería ser del 15%, ya que hay parte de retraso de los últimos meses más el impacto de lo que sucedió en abril. Sin embargo, lo más probable es que la suba sea similar a la aplicada a comienzos de este mes (4,5%), o incluso menos.
El CEO de YPF, Daniel González, admitió en las últimas horas que existe un “pequeño atraso hoy” en el valor de los combustibles, y consideró que “hay que tratar de ir acomodando los precios a la evolución de la economía”, en función de la cotización internacional del barril de crudo y del tipo de cambio.
También sostuvo que desde la empresa se está tratando de “acompañar la realidad económica con acomodamientos graduales de precios”, al igual que sucedió el año pasado, que llegaron a la paridad del precio internacional recién a fin de año. “Vivimos una realidad donde no tenemos la posibilidad de incrementarle el precio al consumidor, de manera tal que resulte una baja en la demanda”, sostuvo el directivo, durante las jornadas de energía realizadas por el diario Río Negro, en Neuquén.
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