Tomar mucha agua y comer algo antes de ingerir alcohol, no automedicarse, no beber café y té en exceso, evitar las bebidas energizantes y establecer rutinas diarias de actividades nos ayudan a disminuir el malestar por el encierro, son algunas de las recomendaciones que Sedronar elaboró para evitar el consumo abusivo durante el aislamiento social obligatorio para combatir el coronavirus.
“El aislamiento social obligatorio por la pandemia del virus Covid-19 es una situación inédita en el mundo que nos atraviesa a todos”, señaló hoy el organismo nacional a través de un comunicado.
Señaló, además, que “hay personas más vulnerables en el encierro doméstico como las que, sin llegar a tener un problema declarado de adicción, pueden incurrir en un abuso de sustancias para sobrellevar el momento”.
En ese sentido, Sedronar aconsejó “sostener los vínculos afectivos”, sostener “el aislamiento no significa que debamos alejarnos emocionalmente” y que “la angustia que podemos sentir disminuye si hablamos de lo que sentimos, sin aislarnos”.
También recomendó que “si vemos personas que están atravesando un problema de consumo o sentimos que es un problema para nosotros, podemos aconsejarles ir a algún lugar comunitario o llamar por ellos para pedir ayuda”.
“El uso de alguna droga es un hecho que nos incluye a todos, y no tiene que ver con la licitud o ilicitud de la sustancia”, explicó la titular de Sedronar, Gabriela Torres.
La funcionaria agregó que “cuando ingerimos algún medicamento necesario para un tratamiento o cuando tomamos alguna bebida alcohólica, el uso se define por ser un consumo que se da a veces, de manera ocasional”.
En el contexto del aislamiento obligatorio, el organismo reforzó la red de asistencia a personas con consumo problemáticos en comunidades e informó que “se puede pedir intervención profesional a la Línea 141 de escucha, contención y seguimiento todos los días las 24 horas, en todo el país” y solicitar “un seguimiento posterior con un equipo de psicólogos preparados para dar asistencia remota”.
Torres destalló que “cuando hablamos de consumo problemático, o de una relación problemática de las personas con las sustancias, no lo abordamos como un problema causado por una característica esencial de la sustancia, sino que nos centramos en las personas, en sus trayectorias vitales y su constitución subjetiva; y las relaciones que se establecen entre las personas, su contexto y la sustancia”.
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