El secretario general de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACyS), Mario Grinman, elogió la tarea del presidente Alberto Fernández “en términos de salud y del cuidado de vidas” para contener la pandemia del coronavirus, pero insistió en que es necesaria “una apertura gradual y segmentada de la cuarentena, con atención en la sanidad de la población”.
En una entrevista con Télam, Grinman sostuvo que “esta catástrofe -generada por la Covid-19- abre una oportunidad para generar cambios estructurales”, y consideró que hay que “ir hacia reformas tributarias y laborales”.
El dirigente remarcó que “en Argentina nunca se valoró al empresario”, y subrayó que “es el que arriesga su capital y genera puestos de trabajo”.
Télam: ¿Cómo evalúa el manejo que el Gobierno hace de la crisis por el coronavirus?
Grinman: Lo que hace Alberto Fernández en términos de salud y cuidado de vida de los argentinos, es excelente. No hay nada que discutirle. Se encuentra rodeado de un consejo de sanitaristas y expertos de primer nivel y a la luz de los resultados la estrategia es excelente. Somos uno de los países con mejores resultados. El Presidente actuó prontamente y con serenidad. Pero así como hay que tratar de salvar tantas vidas como se pueda, hay que ser muy cuidadosos que en el proceso no destruyamos nuestra débil economía. Esta pandemia nos encontró con una vulnerabilidad económica fenomenal.
T: ¿Y cómo se evita la destrucción de la economía?
G: No somos dueños de la verdad. Le presentamos al Presidente una serie de alternativas en dos reuniones que tuvimos con él, que se pueden llevar adelante. Una apertura gradual y segmentada de la cuarentena, cuidando la sanidad y protegiendo a los mayores de 65 años. Consideramos que esto es viable, pero es nuestra postura. Quizás la de los sanitaristas es otra y la respetamos. Pero deben tener en cuenta que representamos a un sector que significa el 65% del Producto Bruto Interno y el 66% de la mano de obra formal ocupada del país. Sabemos lo que sufre el sector y sabemos el daño que tiene. Muchas empresas no van a poder abrir el día después, sino se hace una apertura gradual ahora.
T: ¿No hay riesgo de que se pierda todo lo bueno que se hizo para contener la pandemia?
G: Siempre respetando el cuidado de la salud, no hay vida si no hay economía. Con una apertura gradual y selectiva no se van a alterar los resultados sanitarios conseguidos hasta ahora. Estamos pidiendo que se abran los comercios con una serie de especificaciones planteadas. Que el personal mayor de 65 años no vaya a trabajar, que lo hagan quienes vivan más cerca, que no abra con la totalidad sino con un tercio de su personal, que se limite la afluencia de público. Una apertura gradual y segmentada va a posibilitar que se empiecen a generar flujos de caja. Los argentinos tenemos que aprovechar esta catástrofe como una oportunidad para hacer los cambios que se necesitan.
T: ¿Cuáles son esos cambios?
G: Hace años que venimos hablando de la luchar contra la pobreza. Eso sólo es posible creciendo económicamente. Y el crecimiento económico sólo es posible con un empresariado fuerte. Para eso se requieren cambios estructurales, que se tienen que hacer desde el Congreso, que tienen que ver con reformas tributarias, financieras, laborales, y declarar algunas actividades esenciales, como los bancos. Nunca entendimos cómo permitieron abrir supermercados y ferreterías, y no a los bancos que son una herramienta fundamental para que la economía pueda rodar. Esta es una oportunidad de la política para hacer cambios, pero también para impulsar un cambio cultural en Argentina.
T: ¿Qué clase de cambio cultural?
G: Hay que empezar a valorar y respetar al empresario honesto que cumple con la ley. A ese empresario honesto hay que incentivarlo a invertir, a arriesgar en un país como Argentina y a generar puestos de trabajo. De la pobreza se sale con más economía, con más puestos de trabajo. No con las dádivas del Gobierno ni con las subvenciones, que deben ser paliativos circunstanciales pero que se han vuelto permanentes. En lugar de instalar la cultura del esfuerzo, la pobre gente perdió la dignidad y vive de la miseria que el Estado le da. Pero lo que el Estado le da ¿de dónde sale? Del sector privado, que es el que genera la riqueza genuina.
T: ¿Siente que en la Argentina no se respeta al empresario?
G: Nunca se valoró al empresario en Argentina, siempre se lo ve como un explotador al que lo único que le interesa es la rentabilidad. La utilidad es necesaria para poder seguir invirtiendo y generando nuevas fuentes de trabajo. En otros países, en sociedades más civilizadas, a los empresarios exitosos se los respeta y se los tiene como ejemplo, acá no. Y es necesario que haya cada vez más empresarios dispuestos a arriesgar, si no, el país continuará con fracasos continuos y recurrentes. No se puede nivelar para abajo. La cuestión no es que haya cada vez menos ricos y más pobres, sino al revés, más ricos y menos pobres.
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