El canciller Felipe Solá aseveró hoy que la Argentina “no rompe el Mercosur” con su decisión de retirarse de la firma de futuros convenios, sino que esa idea es “un invento político” de la oposición, y aseguró que las razones por las que el gobierno tomó esa postura responden a los problemas económicos del país y no a cuestiones ideológicas.
“Argentina no abandona del Mercosur. No se levantó de ninguna mesa. De hecho, mañana hay una reunión con nuestros socios para que sigamos conversando y nos contesten qué fórmula jurídica quieren tener ellos para acelerar” un acuerdo con Corea del Sur, dijo Solá al exponer por videoconferencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
En ese sentido, insistió en que el gobierno de Alberto Fernández “no rompe el Mercosur” y que esa acusación “es un invento político del día siguiente”.
“Ustedes necesitan un invento para hacer oposición. Están totalmente equivocados”, afirmó Solá, en respuesta a una pregunta formulada por senadores de Juntos por el Cambio.
Además, indicó que “Argentina no se excluye de ningún lado” y que, por el contrario, “tiene un interés enorme en conectarse con el mundo y en desideologizar sus relaciones con el mundo”.
El gobierno informó hace cinco días que “la incertidumbre internacional y la propia situación de la economía aconsejan detener la marcha” en las negociaciones de acuerdos de libre comercio entre el Mercosur y Corea del Sur, Singapur, Líbano, Canadá y la India, entre otros.
En el mismo sentido de aquel pronunciamiento, el canciller dijo esta tarde que Argentina “sintió que se priorizaba la aceleración” y que “la peor de las situaciones relativas dentro del Mercosur era de la de la Argentina por la decadencia de las exportaciones, del PBI, el aumento de la pobreza y la caída del nivel del empleo”.
Solá sostuvo que “los problemas se agravaron enormemente” y que el gobierno argentino hizo “un gran esfuerzo en que no se rompiera la armonía del Mercosur: en lugar de decirles a nuestros socios que no pueden avanzar como quieren, que no son libres, lo que hubiera generado una ruptura, planteamos la búsqueda de dos velocidades”, explicó el canciller.
“El primer objetivo de la Argentina es sanitario, el segundo es ocuparnos del aumento de la pobreza, también sostener empresas y, finalmente, la deuda”, enumeró.
Solá afirmó que “se vive una fase en la que lo principal de cada país del mundo es cerrarse como país por la pandemia, exclusivamente”.
“Brasil propuso acelerar y nosotros dijimos que no estamos en condiciones de acelerar, pero tampoco queremos poner sobre la mesa una cuestión institucional-jurídica que genere una ruptura en momentos de gran incertidumbre”, indicó.
Además, subrayó que “Argentina en este momento no puede abrir su comercio porque le vende muy poco a Corea”.
“Hace muchísimos años que negociamos sanitariamente con Corea y nunca pudimos pasar del punto cuatro. Ellos quieren que se trate de igual a igual los autos argentinos y los autos coreanos, cuyas industrias tienen gran cantidad de subsidios cruzados”, describió.
Solá agregó que no se puede “acelerar ese acuerdo en este momento de pandemia” porque “se va a llegar a un punto en el que Argentina va a firmar algo que la va a terminar golpeando”.
“Ningún país del Mercosur tiene un estudio de impacto de lo que significan las importaciones coreanas. Corea no se hizo fuerte abriéndose”, sentenció.
Tras el pronunciamiento de la Cancillería Argentina, durante la semana se sucedieron las opiniones de distintos sectores, como la de la Unión Industrial Argentina, cuyos dirigentes explicitaron su aval al Gobierno nacional al pedir “una política comercial que priorice el empleo regional, potencie la inversión productiva en los países que lo componen y resguarde el mercado común”.
En otro tomo, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) pidió una participación activa en el Mercosur y que el gobierno “morigere o revise” la decisión mientras que la Cámara de Importadores (CIRA) planteó revertir el retiro del país de las actuales negociaciones comerciales del Mercosur.
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