El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó hoy ya no solo con apelar a la Guardia Nacional sino a recurrir al ejército si los gobernadores demócratas locales no responden con dureza contra la violencia en las protestas por el crimen de George Floyd.
“Cruzar las fronteras estatales para incitar a la violencia es un delito federal! Los gobernadores y alcaldes liberales deben endurecerse o el gobierno federal intervendrá y hará lo que sea necesario, y esto incluye el poder ilimitado de nuestro ejército y muchos arrestos”, escribió el republicano en Twitter.
La advertencia se conoció varias horas después de que medio centenar de grandes ciudades norteamericanas fueran escenario de violentos disturbios y represión policial en protestas por el crimen del afroamericano George Floyd, asfixiado por un policía blanco.
Las autoridades decretaron el toque de queda nocturno en un total de 25 ciudades de 16 estados de EEUU, entre ellas Minneapolis, epicentro de las protestas raciales y de los disturbios.
Previamente, Trump había dicho que EEUU designará como organización terrorista al movimiento de extrema izquierda Antifa (abreviatura de “antifascista”), al que ya responsabilizó previamente por los disturbios.
La muerte del ciudadano afroamericano en Mineapolis durante una detención desató en EEUU una ola de protestas, enfrentamientos y disturbios que se extendieron por todo el país y concluyeron con cientos de detenciones, represión policial, incendios y múltiples toques de queda en las principales ciudades del país.
Pese a que el policía Derek Chauvin fue imputado por el asesinato las protestas continúan creciendo, e incluso se replicaron en Berlín y varias ciudades europeas.
El abogado de la familia de Floyd, Benjamin Crump, sostuvo en declaraciones a la cadena CBS que que no comparte el cargo de homicidio simple con que se imputó a Chauvin, exonerado de la fuerza y preso actualmente, ya que a su criterio se trató de un “asesinato premeditado”.
“Creemos que tenía la intención… mantuvo la rodilla sobre el cuello de un hombre que rogaba respirar durante casi nueve minutos y casi tres minutos después de que perdió el conocimiento. No entendemos cómo no es un asesinato en primer grado”, dijo Crump.
En las últimas horas, una decena de gobernadores -entre ellos los de Minnesota, Ohio, Georgia, Colorado, Wisconsin, Kentucky, Texas, Utah, Washington y Misuri- solicitaron públicamente la intervención de distintas fuerzas para intentar contener los disturbios.
Según declaraciones de fuentes del Pentágono realizadas a ABC News, el secretario de Defensa, Mark Esper, le ofreció al gobernador de Minnesota, Tim Walz,el estado epicentro del conflicto, el despliegue de la Policía Militar, aunque el gobernador declinó la propuesta a la espera de ver el efecto de la movilización de unos 2.500 efectivos de la Guardia Nacional presentes en la ciudad desde hace unas horas.
Solo en Los Ángeles, ciudad de la costa oeste que dictó el toque de queda hasta las 5:30 de la madrugada de hoy, se registraron 500 arrestos en las últimas 24 horas, lo que hace temer que se repitan los sucesos de 1992.
Ese año, el asesinato a manos de la policía de Rodney King, otro ciudadano afroamericano, desató una ola de protestas que terminó con 50 muertos y 2.000 heridos.
Otro centenar de personas fue detenido en Nueva York, con protestas en Harlem, Brooklyn, Queens y a las puertas de la Trump Tower, el emblema del imperio financiero de Trump, en Manhattan.
Los enfrentamientos más graves se produjeron en el barrio de Flatbush (Brooklyn), donde un coche de la policía arrolló a varios manifestantes, cuyas imágenes se viralizaron en las redes sociales.
Un hotel propiedad de Trump en Chicago también fue epicentro de enfrentamientos en esa ciudad, en la que más de 3.000 personas se echaron a la calle y protagonizaron choque con la policía.
La alcaldesa de esa ciudad, Lori Lightfoot, también impuso el toque de queda, una decisión que se replicó en otras tantas urbes del país.
En el condado Miami-Dade, en el sureño estado de Florida, se adoptó la misma medida, mientras que la policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en las ciudades de Jacksonville y Orlando y confirmó la detención de 38 personas.
El precandidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, se involucró en la polémica haciendo equilibrios entre el respaldo a las protestas y la crítica a la violencia.
“Protestar tal brutalidad es correcto y necesario. Es una respuesta completamente estadounidense. Pero la quema de comunidades y la destrucción consiguiente no lo es”, matizó el líder demócrata que buscará este año desplaza a Trump de la Casa Blanda.
“La violencia que pone en peligro la vida no lo es (necesario). La violencia que destruye y cierra las empresas que sirven a la comunidad no lo es” indicó Biden en un comunicado publicado en su web de Medium, en el que además expresó su completo respaldo tanto por la familia de Floyd como por las víctimas de la crisis del coronavirus en Estados Unidos, dos fenómenos que han provocado la crispación y la tristeza de la población.
“Sé que un dolor tan oscuro y profundo a veces puede parecer demasiado pesado para soportar”, lamentó el ex vicepresidente de Estados Unidos.
Hoy también, el Comité de Reporteros para la Libertad de Prensa alertó sobre los ataques policiales a los periodistas que cubren las manifestaciones en Phoenix, Indianápolis, Atlanta y Mineápolis.
Uno de los agredidos fue un corresponsal de la cadena rusa RIA Novosti, que motivó una queja de la Cancillería rusa que consideró “inaceptable” que fuera rociado con gas pimienta pese a haber mostrado su credencial de periodista y reclamó una investigación sobre el caso.
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