La Resolución 88/2020 firmada por el ministro Rossi al inicio de la cuarentena, en marzo pasado, dispuso que la subsecretaría de Planeamiento Operativo y Servicios Logísticos de la Defensa, a cargo de Kersul, “arbitre las medidas necesarias para la adquisición de los bienes y servicios”. La función implica un contacto directo y de frecuencia diaria con todos los jefes militares, en particular con el comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto, general de brigada Martín Deimundo Escobal, que también tuvo síntomas, estado febril. El impacto en el área de la logística activó el procedimiento de verificación y testeos entre los colaboradores que pudieron estar en contacto con la funcionaria afectada y a la cúpula militar. La obtención de muestras respiratorias de vías altas para diagnóstico molecular de infección por SARS-Covid-19, conocido como hisopado nasofaríngeo.
El comandante Operacional Conjunto, es la cabeza de la estructura operativa que nuclea a los recursos humanos y materiales de las tres fuerzas armadas empeñadas en el combate al virus, es el ejecutor de los planes y misiones ordenados por el titular del Estado Mayor Conjunto (EMC), general de brigada Martín Paleo. La tarea quedó ahora en manos del segundo comandante, capitán de navío Carlos Allievi. “Estamos preparados para afrontar el alejamiento de quien conduzca en caso de que se contagie. La estructura militar se organiza de manera que el segundo al mando nunca está en contacto directo con la autoridad y se alterna en las tareas, de esa forma se garantiza que la maquinaria militar siga cumpliendo con la misión”, explicó una alta fuente militar al tanto del caso. El 27 de julio pasado en una entrevista concedida al diario La Nación, el general Paleo, titular del Estado Mayor Conjunto dijo: hay “102 casos positivos (87 del Ejército, 11 de la Armada y 4 de la Fuerza Aérea), pero ninguno se infectó en las operaciones. Básicamente es personal en oficinas y tareas logísticas, que contrajeron el virus en contactos familiares o cercanos”. El piso 7 del edificio Libertador y el piso 5 del edificio Liberad, donde funcionan las direcciones de inteligencia del Ejército y de la Armada dispusieron un estricta barrera física cerrando accesos y licenciando personal esencial tras una serie contagios entre los agentes civiles de inteligencia y también uniformados de la especialidad. La preocupación llegó al despacho de Roberto Román, a cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica del Ministerio de Defensa de quien dependen los organismos de inteligencia castrense. Hasta ahora, la única agencia del sector libre de contagios es la oficina de inteligencia de la Fuerza Aérea Argentina, ubicada en el edificio Cóndor. En el caso del Ejército se sabe que hubo dos oficiales con el grado de teniente coronel; cuyos nombres no se consigan conforme lo establece la ley de Inteligencia; que dieron resultado positivo al hisopado, también un joven subteniente a los que se agrega casi una decena de PCI (personal civil de inteligencia) que prestan servicio en ése organismo. La dirección de Inteligencia de la Armada a cargo del capitán de navío Juan Carlos Coré, detectó un caso positivo en la jefatura de la sección de capacitación del organismo. El hallazgo derivó en una inmediata decisión de suspender toda presencia en el piso que no sea estrictamente necesaria por razones de urgencia u operatividad. El personal en trabajo de oficina es más proclive a ser infectado que aquel desplegado en el terreno, concluyen las observaciones de los comandantes de región. Se distribuyen raciones de comida caliente en barrios vulnerables, preparación de infraestructura sanitaria, vuelos para repatriar ciudadanos argentinos del exterior, reconocimientos aéreos en zonas de circulación restringida, transporte aéreo de personal, respiradores, muestras de sangre e insumos médicos y no se han registrado casos positivos en el personal desplegado.
Fuente: Ámbito
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