Una galaxia descubierta a millones de años luz tiene en vilo a los científicos y pone en discusión una de las creencias más arraigadas sobre los eventos posteriores al Big Bang, la gran explosión que habría dado inicia a todo. ¿Cómo se pudo haber formado una galaxia tan “ordenada” poco después de ese suceso? ¿Y si esos eventos no fueron tan caóticos como se pensaba?
De hecho, SPT0418-47 es el disco de galaxias mejor ordenado jamás observado en el universo temprano, con estructuras similares a las de la Vía Láctea. Cuando decimos temprano realmente lo es: está tan lejos que su luz tardó más de 12.000 millones de años en llegar a nosotros, lo que significa que estamos viendo un mundo que tenía solo el 10% de su edad actual.
Los astrónomos se encontraron con un resultado bastante inesperado y desconcertante, ya que su aparente orden inicial contradice las teorías de que las galaxias tempranas eran turbulentas e inestables. Era difícil pensar que tras un fenómeno como el Big Bang, con temperaturas y presiones infinitas que desembocaron en la existencia del tiempo y el espacio, la energía y la materia, una galaxia presentara estas características. Desafía, lisa y llanamente, la comprensión de cómo se forman.
Para observarla hizo falta de un ingenioso y sofisticado mecanismo en el radiotelescopio Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA), llevada a cabo por un equipo del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Debido a que estas galaxias están tan lejos, las observaciones son casi imposibles incluso con los telescopios más poderosos, que apenas las divisan. Para tener éxito los científicos se valieron de un efecto conocido como lente gravitacional, que utiliza una galaxia cercana como una poderosa lupa. De esa manera, la galaxia cercana distorsiona y duplica la luz de la galaxia distante, haciendo que parezca deformada y ampliada. Gracias a una alineación casi exacta, la galaxia observada con el “lente gravitacional” aparece como un anillo de luz casi perfecto.
Finalmente, utilizando una novedosa técnica de modelado por computadora, el equipo pudo reconstruir la verdadera forma de la galaxia distante y el movimiento de su gas. “Cuando vi la imagen por primera vez no podía creerlo, se estaba abriendo un cofre del tesoro”, graficó la investigadora italiana Francesca Rizzo, quien lideró el proyecto para el Instituto Max Planck alemán
Otra gran sorpresa fue descubrir que si bien SPT0418-47 no parece tener brazos espirales, posee al menos dos características típicas de nuestra Vía Láctea: un disco giratorio y un gran grupo de estrellas apiñadas alrededor. Hasta ahora se pensaba que en el universo temprano las galaxias jóvenes, aún en proceso de formación, carecían de las estructuras distintivas típicas de las galaxias más maduras como la nuestra. Aunque la semejanza sería solo pasajera, y se espera que evolucione desde una galaxia espiral hacia una elíptica, como tantas otras que habitan el cosmos.
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