La pandemia ocasionada por el COVID-19 sigue poniendo a prueba al mundo entero, y la Argentina atraviesa un momento crítico, con altos números de contagios en gran parte del país, y un sistema de salud que trabaja al límite.
Las estrategias para enfrentar la enfermedad causada por el virus Sars-CoV-2 se diseñan desde diversas áreas. Sin embargo, la investigación científica y el desarrollo industrial para proveer de herramientas al sistema sanitario son los pilares sobre los que la sociedad se apoya para vislumbrar, en el futuro, una vuelta a la normalidad.
En este contexto, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) aporta un desarrollo que podrá convertirse en esencial, en momentos en los que las camas de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), en algunas jurisdicciones, están al límite de su ocupación: un respirador alternativo.
Las estadísticas a nivel mundial, y también local, indican que alrededor del 20% de los pacientes cursan la infección de una forma grave, y de ese porcentaje, 5% requiere cuidados críticos, que incluyen asistencia respiratoria con un equipo convencional.
Uno de los objetivos del Ministerio de Salud, desde el inicio de la pandemia, fue robustecer el sistema sanitario en todo el país. Según datos oficiales, en marzo había 8.444 camas de terapia intensiva. En septiembre, las UCI se incrementaron a 11.149, entre sistema público y privado.
En este escenario, el nuevo ciclador argentino se convertirá en un soporte vital para el sistema de salud, y un dique de contención para evitar la saturación de los sectores UCI. Se trata de un equipo que posee una bolsa autoinflable tipo AMBU (Airway Mask Bag Unit), que ya fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Un respirador alternativo con alta autonomía
Silvia Díaz Monnier es ingeniera en Electrónica, egresada de la Universidad Tecnológica Nacional. Es especialista en Calidad Industrial y directora técnica de Electrónica del INTI.
En medio de la satisfacción por la aprobación de la ANMAT, Díaz Monnier explica las prestaciones del ciclador: “El funcionamiento se basa en la compresión y descompresión automática de una bolsa autoinflable de ventilación manual, que es accionada por un sistema mecánico y controlada electrónicamente. Esto genera la acción de ventilación a una persona con limitaciones de sus funciones respiratorias. Así, libera al profesional de la salud de tener que realizar la ventilación en forma manual y le permite atender a varios pacientes críticos al mismo tiempo”.
Además, la ingeniera agrega una particularidad del equipo: “Al desconectarse de la red eléctrica conmuta a funcionamiento con sus baterías internas, lo que le brinda una autonomía de tres horas. Por ello, el equipo permite pasar de una persona a otra con mucha velocidad”. Esto es posible ya que el circuito que se utiliza en el paciente y sus filtros bacteriológicos son descartables y de muy fácil recambio.
La directora técnica de Electrónica del INTI agrega que el ciclador fue sometido a ensayos para verificar su seguridad y eficacia. Quienes serán los responsables de utilizar los equipos no estuvieron ajenos al desarrollo nacional: profesionales que se desempeñan en las Unidades de Cuidados Intensivos fueron consultados durante el diseño, para que el uso fuera lo más simple e intuitivo posible y así lograr facilitarles la extenuante tarea diaria. En el manual, se provee la información adecuada para facilitar su operatividad. Para configurar el equipo en cada situación particular, es necesaria la intervención del personal médico especializado.
Hasta el momento, este respirador alternativo es el único que ha sido validado por la ANMAT. En la Argentina, hay otros grupos asesorados por el INTI que están en proceso de obtener la certificación. También en otros países avanzan desarrollos similares, aunque sólo unos pocos tienen la aprobación de las autoridades sanitarias.
100% industria nacional
El sistema es completamente nacional. En su desarrollo participó un equipo de 30 profesionales del INTI de diferentes sectores, junto a un consorcio de cinco PyMEs nacionales: MW Solutions Argentina, Aeromedical, Metalcrafter, Microlux y Fia Implantes.
Ante este avance, el presidente del INTI, Rubén Geneyro, destaca los resultados que se obtienen con la interacción entre la gestión estatal y entidades privadas: “Este proyecto se consolidó en sólo cinco meses, gracias a la fusión del INTI con cinco pequeñas y medianas empresas, y el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación”.
Geneyro, describe que “el equipo es de bajo costo [cuesta entre un 10 y un 15% del valor de un respirador convencional] y fácil producción, con componentes disponibles a nivel nacional. La mecánica, la integración electrónica, la bolsa autoinflable y sus accesorios se fabrican en la Argentina. Esto permite una gran disponibilidad en caso de ser necesario este tipo de equipos, ante la escasez de ventiladores convencionales”.
Rafael Dahl es el vocero del grupo de empresas que desarrolló el respirador junto al INTI y le contó a RED/ACCIÓN cómo fue el trabajo en conjunto con profesionales de la salud.
“Tuvimos el honor y la suerte de contar como guía con el doctor Fernando Rios, a cargo de la terapia intensiva del Hospital Posadas, y Marcelo Campos, secretario científico de la Asociación Anestesia, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires. Fue una experiencia muy desafiante porque recibimos parámetros de los médicos y nosotros como desarrolladores debíamos interpretar la esencia de lo que ellos buscaban. Nos pidieron alarmas que vigilen determinados episodios y que ayuden al personal de salud a disponer y a confiar en la posibilidad de varios cicladores funcionando al mismo tiempo”.
Dahl, director de la pyme MW, aseguró que los médicos expresaron “una sensación de alivio y agradecimiento por entender que el respirador será un insumo que ayudará a robustecer al sistema sanitario en el peor momento de la pandemia. Es importante para nosotros tener un aval de profesionales de la salud acerca de que este producto sirve para lo que fue pensado”.
El respirador está próximo a distribuirse. Ya se enviaron, para prueba, equipos a zonas de la Patagonia, y se mandarán otros a Centroamérica, Paraguay, Bolivia y Brasil. El nuevo ciclador podrá ser utilizado, además de en las terapias intensivas, en salas de primeros auxilios ya que, con una adecuada capacitación, es muy fácil de utilizar.
La anosmia: un test que detecta uno de los síntomas del COVID-19
En el marco de la pandemia, el INTI también desarrolló una herramienta para testeos. Acostumbrados a trabajar con olores y sabores de distintos productos, técnicos de la subgerencia operativa de Alimentos elaboraron un kit y definieron un protocolo de pruebas olfativas para la detección de casos positivos de COVID-19. El jefe del Departamento de Vida Útil y Análisis Sensorial del INTI, Fernando Pino, cuenta que Olfatest es un kit para detección de la pérdida de olfato que contribuye, además, a la detección temprana de infección por el coronavirus, en casos que no presenten otra sintomatología asociada. “La evaluación del olfato es algo que existe en el mundo, se lleva adelante con distintos fines dentro del ámbito médico. Entendimos la importancia de generar una propuesta nacional, y para eso combinamos la metodología utilizada en medicina con el trabajo que hacemos con alimentos en nuestro laboratorio”.
Para el desarrollo de Olfatest era preciso contar con especificaciones médicas. El equipo del INTI fue asesorado por la otorrinolaringóloga especialista en olfato Patricia Portillo Mazal, quien además trabaja en el Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, la empresa multinacional de origen suizo Firmenich, del rubro sabores y fragancias, aportó sin costo las esencias utilizadas, que no son irritantes ni tóxicas, cuentan con la autorización del Código Alimentario Argentino y fueron elegidas teniendo en cuenta olores que fueran fácilmente reconocidos por la población argentina.
Para realizar el test, debe haber una distancia segura entre la persona evaluada y quien conduce la prueba. Se coloca la tira en un soporte y luego se vierte en ella una gota de la primera esencia, para que se pueda oler. A cada persona se le plantean una serie de opciones de fragancias y debe responder, de acuerdo a su percepción, a cuál de esas corresponde lo que olió. Ese mecanismo se repite varias veces, de acuerdo a los resultados obtenidos. Además, se formulan preguntas cualitativas en función de la experiencia olfativa, aparte de aquellas referidas a antecedentes y síntomas.
Ante un escenario mundial con una demanda creciente de recursos críticos, el desarrollo nacional de dispositivos y herramientas que colaboren en afrontar la pandemia es fundamental para que el personal de salud pueda sostener la atención de pacientes en el sistema sanitario. Con ese horizonte, el INTI continúa trabajando en el diseño de dispositivos enteramente argentinos.
Por Roberto Giovagnoli y Diana Costanzo
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