Brasil rebasó esta semana los cinco millones de contagios del nuevo coronavirus y se aproxima a los 150.000 muertos, en momentos en que el país experimenta una desaceleración muy lenta de la pandemia.
Con 31.553 casos registrados en las últimas 24 horas, Brasil acumuló 5.000.694 infecciones, la tercera cifra más alta del mundo después de Estados Unidos e India, indicó el Ministerio de Salud.
El país suramericano, con 212 millones de habitantes, también tuvo 734 óbitos en 24 horas y acumula 148.228 desde que en marzo se registró el primero. Brasil es el segundo país con más fallecidos por el covid-19, detrás de Estados Unidos.
El promedio diario de muertes en los últimos siete días es de 610, una cifra que confirma que la ola letal perdió intensidad tras un periodo -entre inicios de junio y principios de agosto- en que se mantuvo en una meseta que raramente descendió de los 1.000 muertos diarios.
El promedio diario de casos fue de 27.477 en los últimos siete días, un número que a comienzos de septiembre superaba los 40.000.
Pero los especialistas coinciden en que, pese a la tendencia descendente de fallecimientos y contagios, la situación en Brasil todavía es “preocupante” en comparación con otros países, especialmente con los europeos.
La caída en el número de casos y muertes “todavía no es sostenida. Por lo tanto, hay una tendencia de inicio de caída, pero aún tiene que confirmarse”, dijo a la AFP el epidemiólogo de la Universidad de Brasilia, Mauro Sanchez.
El hecho, explicó, de que la tasa de reproducción del virus fluctúe en torno a 1, es decir que por cada persona curada hay un nuevo contagio, confirma que el impacto de la pandemia disminuye lentamente. Por debajo de 1 se considera que la epidemia está bajo control.
El índice de casos es de 705 por millón de habitantes, con fuertes diferencias regionales. En la región sur es de 421 por millón de habitantes y el norte de 827. En Rio de Janeiro (sudeste) es de 1.099.
En Reino Unido, uno de los países más golpeados por la pandemia, la tasa es de 626/ millón h.
De vuelta a las calles
Pese a las incertidumbres, los brasileños han vuelto en las últimas semanas a llenar las playas en medio de una ola de calor. Y las autoridades han anunciado la reanudación de varias actividades no esenciales, mientras algunos estados, como Sao Paulo, autorizaron el regreso a las clases en los sistemas público y privado.
Brasil enfrenta la pandemia con sus autoridades divididas. El presidente Jair Bolsonaro rechaza las medidas de confinamiento por sus efectos en la economía y aparece en actos oficiales sin mascarilla, un gesto muy criticado por los investigadores.
Los gobernadores y alcaldes defendieron el aislamiento social, pero en las últimas semanas autorizaron cada vez más actividades. Según Sanchez, eso convierte a muchas personas que estaban en aislamiento en la “nueva población susceptible de contagiarse”.
La pandemia y las medidas de confinamiento provocaron, como en el resto del mundo, un fuerte impacto económico, que llevó el desempleo a un récord histórico de 13,8%. Pero en Brasil el derrumbe fue temperado con auxilios de emergencia para casi un tercio de la población.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la mayor economía latinoamericana se contraerá un 5,8% en 2020, una cifra revisada el lunes al alza por el organismo, que en junio llegó a prever una caída de 9,1%.
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