Desde el primer brote de una extraña neumonía causada por un coronavirus similar al SARS, las autoridades de Wuhan, en la provincia de Hubei, ocultaron al mundo lo que ocurría. Los contagios estaban bajo control y no había nada que temer, argumentaban quienes conducían los destinos de los millones de habitantes de aquella región de China. Sin embargo, los contagios y las muertes comenzaron a aumentar, hasta que finalmente Beijing tuvo que reconocer la gravedad del asunto: tarde, el Sars-CoV-2 ya se había expandido por todo el mundo.
Wuhan quedó no sólo como la primera ciudad que se sometió a una estricta cuarentena, sino que su nombre se grabó en millones y millones de personas como el germen de la pandemia que ya mató a 1.170.000 pacientes, según datos de Johns Hopkins University of Medicine. El régimen chino, preocupado por su imagen, comenzó una campaña monumental de venta a bajo costo de material para protección médica y cubrebocas. Se la llamó “diplomacia de las mascarillas”. Con esa estrategia de bajo costo, la gran nación conducida por Xi Jinping intentaba borrar la percepción extendida sobre la responsabilidad histórica de su administración por las muertes y el desastre económico generados.
Como consecuencia de esa orden, el salmón fue retirado de refrigeradores en supermercados y plataformas de entrega de alimentos en las principales ciudades chinas, y destacados expertos del régimen advirtieron a los ciudadanos que no consuman los mariscos ricos en omega-3. El boicot chino contra este pescado importado se produjo después de que el presidente de Xinfadi identificara la presencia inicial del virus en la tabla de cortar utilizada por un vendedor de salmón. La comunidad científica contradijo en aquel momento esa versión.
La polémica ya estaba abierta y la industria del salmón había sufrido un golpe importante en sus cuentas. Los casos de congelados continuaron. Esta vez, el foco estaba puesto en los camarones congelados que llegaban desde otras latitudes bien lejanas: Ecuador. Un mes después del caso de los salmones en el mercado de Xinfadi, pusieron el foco en los otros productos importados en Qingdao. Es curiosa la parábola: mientras acusaban a los envíos ecuatorianos de trasladar coronavirus, cientos de buques ilegales pesqueros chinos arrasaban con sus recursos marítimos.
Aquella vez, el virus había dado positivo tanto en el interior como en el exterior del embalaje de camarones, había informado la Administración General de Aduanas de China. Las muestras provenían de tres plantas ecuatorianas y se suspenderán las importaciones de esos procesadores, señaló la agencia. “El resultado de la prueba no significa que el virus sea contagioso, sino que refleja las lagunas en las regulaciones de seguridad alimentaria de las empresas”, informó entonces Bi Kexin, quien dirige la oficina de seguridad de importación y exportación de alimentos en el departamento de aduanas. “La aduana fortalecerá aún más el control de los orígenes de los alimentos importados de cadena de frío”.
Sin embargo, en las últimas horas, el recorrido de los congelados permitió al régimen intentar algo inesperado: salvar la imagen de Wuhan. Por medio del órgano propagandístico Global Times, el PCC intenta instalar que pudieron ser productos congelados los que llevaron el virus a aquella ciudad capital de Hubei, contrariamente a lo que se creía. ¿Está Beijing intentando reescribir la historia? “La infección a través de la industria de la cadena de frío genera especulaciones sobre las fuentes del brote de Wuhan”, es el título que pudo leerse con fecha de este miércoles 28 de octubre.
“China ha detectado un nuevo coronavirus en el empaque de alimentos congelados, lo que indica que el coronavirus vivo se puede importar a través del transporte de larga distancia e infectar a los trabajadores de la industria alimentaria de la cadena de frío, luego de los recientes brotes en el mercado Xinfadi de Beijing y Qingdao, provincia de Shandong, en el este de China”, continúa el artículo. “La nueva ruta de transmisión del virus provocó discusiones sobre el inexplicable brote de Wuhan. Algunos expertos dijeron que es posible que la fuente del virus en el mercado de productos del mar de Huanan de Wuhan también estuviera vinculada a la industria de la cadena de frío, aunque todavía no hay evidencia que apunte a eso. Otros creían que no era posible que la transmisión a través de alimentos congelados importados pudiera resultar en un número tan grande de infecciones en Wuhan”, plantea Global Times.
Para sembrar más dudas sobre el origen, el medio oficial cita a Wu Zunyou, jefe epidemiólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades Chino (CDC). El especialista dijo que hay “suficiente evidencia” de que el “coronavirus puede permanecer vivo por largos períodos bajo condiciones de congelamiento e infectar a las personas”. “Dijo que solíamos pensar más en los animales salvajes como la fuente del virus, pero los nuevos datos epidemiológicos y de laboratorio sugirieron que debemos abrir nuestras mentes más y pensar en los mariscos como una posibilidad. Por supuesto, necesitamos investigación científica antes de sacar conclusiones precipitadas, dijo la semana pasada al periódico oficial de la Comisión Central de Inspección Disciplinaria (CCDI) del Partido Comunista”, resumió el órgano.
“La confirmación de la nueva ruta de transmisión también provocó especulaciones sobre si fue la vida silvestre la que primero transmitió el virus a los humanos”, señala Global Times en lo que parece ser un primer paso para intentar borrar a Wuhan como el epicentro de la pandemia.
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