En la Argentina, alrededor del 80% de las personas que fueron diagnosticadas con COVID-19 en la actualidad están registradas como recuperadas, de acuerdo con los últimos datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación.
Al mismo tiempo, a nivel internacional, cada vez más investigaciones advierten sobre posibles secuelas físicas que deja el nuevo coronavirus, especialmente cardíacas, respiratorias, neurológicas. También sobre las consecuencias en la salud mental. Si bien todavía no hay evidencia concluyente sobre la cantidad de pacientes con complicaciones posteriores, ni la duración de estas; especialistas consultados por Chequeado recomiendan para algunos pacientes controles médicos posteriores al alta por COVID-19.
En su sitio oficial, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que dependen del gobierno de los Estados Unidos, señalan que “muchos órganos, además de los pulmones, se ven afectados por la COVID-19 y hay muchas formas en que la infección puede afectar la salud de una persona”.
Entre los principales síntomas identificados, sobre todo en pacientes graves, pero no exclusivamente, se encuentran: fatiga, dificultad para respirar, dolor en las articulaciones y en el pecho, y en la cabeza; vértigo y pérdida del gusto y el olfato. En el plano psicológico, añaden: depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático.
Todavía no hay un protocolo estandarizado sobre todos los controles médicos que deben realizarse los pacientes que tuvieron COVID-19, pero los especialistas recomiendan estar atentos al estado de salud general y “hacer una consulta médica”, en especial para quienes tuvieron casos moderados o graves de neumonía por SARS-CoV-2.
Los efectos respiratorios
La doctora Alejandra González es la jefa de Neumonología del Hospital Nacional Posadas, donde abrieron un consultorio post COVID-19. En diálogo con este medio explicó que para los casos de personas que fueron internadas en esta institución por COVID-19 con cuadros moderados y graves se están haciendo controles a los 2 meses del alta, en búsqueda de secuelas o fibrosis pulmonar (cicatrización del pulmón que reduce la capacidad respiratoria).
También están identificando pacientes con tos y broncoespasmos como síntomas post COVID-19. En todos estos casos, se recomiendan estudios médicos como una tomografía computada de tórax y una espirometría, esta última para evaluar la capacidad pulmonar.
González indicó que están siguiendo recomendaciones e investigaciones realizadas en el exterior pero que, al mismo tiempo, están desarrollando un estudio multicéntrico con otros hospitales, como el Ramos Mejía y el Santojanni de la Ciudad de Buenos Aires, para recabar mayor evidencia. En este contexto, analizarán la evolución de los pacientes a los 2 o 3 meses de alta, a los 6 meses y al año.
Secuelas cardíacas
En su sitio oficial, los CDC señalan que “las afecciones cardíacas asociadas con la COVID-19 incluyen inflamación y daño al músculo cardíaco en sí, conocida como miocarditis, o inflamación de la cubierta del corazón, conocida como pericarditis. (…) Un daño cardíaco como este podría explicar algunos síntomas a largo plazo que se informan con frecuencia, como dificultad para respirar, dolor en el pecho y palpitaciones cardíacas”.
El doctor Héctor Deschle, vicepresidente 1° de la Sociedad Argentina de Cardiología, coincide en que la mayoría de la investigación sobre las posibles secuelas del Coronavirus surge de la literatura académica internacional (ver acá y acá), la cual desde la institución que lidera siguen con detenimiento, según indicó a este medio.
Además señaló que están haciendo un registro de la secuelas que identifican en pacientes de la Argentina, que por el momento serían a mediano plazo. Y coincidió en que en casos leves de COVID-19 que registran posteriormente fatiga, puede deberse a determinadas afecciones cardiológicas.
En los próximos días, adelantó que la Sociedad Argentina de Cardiología anunciará una serie de recomendaciones para pacientes que tuvieron COVID-19 y que quieran retomar la actividad física. “Aún para casos de personas amateurs, no solo deportistas de élite, recomendamos un estudio pormenorizado antes de retomar el ejercicio físico; como mínimo un electrocardiograma y un ecocardiograma”, indicó Deschle.
Después de la terapia intensiva
“El síndrome post terapia intensiva existe previo al COVID-19 y deja distintas secuelas motoras, cognitivas y psicológicas, entre otras, en las personas que estuvieron internadas en una UTI (Unidad de Terapia Intensiva). Ahora estamos observando casos de este síndrome en pacientes con el nuevo coronavirus”, explicó a Chequeado Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Reina señala entre los distintos síntomas que identifican la “afectación motora, disfunción respiratoria, cansancio, agitación y dificultad para realizar tareas”; y advierte que debe hacerse un seguimiento en las evoluciones motoras y cognitivas de los pacientes porque “todavía no se sabe cuánto tiempo van a durar” estos síntomas.
Como en otras áreas, la pandemia deja al descubierto distintas falencias de los sistemas. En este caso, la especialista explicó que prácticamente no hay centros públicos para rehabilitación post terapia intensiva, con equipos multidisciplinarios que puedan atender las distintas necesidades de los pacientes.
“En el Hospital Interzonal General de Agudos San Martín de La Plata donde trabajo armamos un consultorio a pulmón entre los distintos profesionales; pero ahora no está funcionando porque tenemos que concentrarnos en los pacientes que ingresan en las UTIs”, describió.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una serie de guías para el cuidado posterior de los pacientes con COVID-19 grave. Una de ellas indica que “la rehabilitación mejora los resultados en materia de salud de los pacientes y beneficia a los servicios porque reduce complicaciones relacionadas con las internaciones en las UTI, facilita la alerta temprana y reduce el riesgo de ingreso”.
Otra guía reúne recomendaciones de cuidados y ejercicios para que los pacientes puedan hacer frente a distintas actividades físicas, a dificultades para hablar y/o para comer/tomar; y problemas con la atención y la memoria, entre otros síntomas.
Allí advierten consultar a un/a médico/a cuando: se experimentan dificultades para respirar, náuseas, mareos, y dolores. Y cuando la atención, memoria, sensación de cansancio y el estado anímico no mejoran con el paso de los días.
Fuente: Ahora Calafate
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