Lo deportivo volvió a quedar de lado a las pocas horas del test match, cuando salió a la luz un fervoroso odio racial y de clase bajo la forma de tuits de tres jugadores.
Difícilmente alguien hubiera podido imaginar que la despedida de Los Pumas del Tres Naciones en el que consiguieron su primera victoria ante los All Blacks iba a encontrar al seleccionado argentino de rugby en un contexto de crisis como la que atraviesa en estos momentos, a dos días de su última participación en el certamen que se disputa en Australia. A tal crisis aporta también la medida que se conoció este miércoles pasadas las diez de la noche: la decisión de la Unión Argentina de Rugby (UAR) de levantar las sanciones impuestas a Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino, dando marcha atrás con su decisión tomada sólo 48 horas antes.
La histórica medida de sancionar a los jugadores del seleccionado, considerada “ejemplar” por el propio ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, duró poco: en un giro sorpresivo y luego de un fuerte hermetismo, las penas fueron revocadas y tanto Matera como Petti y Socino se encontrarían a disposición de Mario Ledesma para el encuentro de este sábado, según informó el diario La Nación.
Lo cierto es que la noticia se conoció en el cierre de una jornada cargada por un fuerte hermetismo desde Australia y por una tensión en torno al accionar de la UAR, retroactivo incluso al pobre homenaje que se realizó el sábado pasado tras la muerte de Diego Maradona. En la distancia de casi 13 mil kilómetros que separan a Argentina de Australia y en las 14 horas que los alejan de lo que sucede en su propio país, el silencio dijo más que las palabras hasta que se conoció la información del giro institucional respecto de la decisión tomada hace sólo dos días, a partir de la noticia que conmovió el lunes: un fervoroso odio racial y de clase bajo la forma de tuits, escritos por quien en ese momento era aún el capitán de Los Pumas, Matera, y dos de los que todavía eran sus compañeros del representativo.
Por más que el contexto no lo pida a gritos, y hasta más bien lo contrario, lo cierto es que en menos de dos días el representativo argentino que ha quedado en el ojo de la tormenta esta semana -primero por sus inacciones y luego por sus dichos- tendrá que volver a poner el foco en lo deportivo: desde las 5.45 de nuestro país, este sábado Los Pumas tienen programado su último partido del Tres Naciones, ante el local Australia.
El clima previo está lejos de ser el soñado por la UAR y su primer equipo para despedirse del primer certamen oficial en el que al fin pudo cosecharse la deseada victoria ante los All Blacks. La UAR optó primero por accionar individualmente contra los tres jugadores, sin el menor indicio de una lectura institucional más compleja, autocrítica y alentadora. Luego, ofreció un absoluto hermetismo sobre la preparación del equipo de cara al último partido del año. Y finalmente, 48 horas después, revocó sus propias sanciones.
El silencio en las redes sociales, el medio directo de contacto con quienes siguen a Los Pumas, era sintomático de la incomodidad con que se vivía desde Australia la recta final del Tres Naciones, un torneo que vino a quedar en el medio de una problemática estructural que el universo del rugby sigue dejando a la vista y sin resolver.
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