Las playas se vieron colmadas, pero los propietarios denunciaron que se permitió el ingreso sin reservas.
El primer movimiento turístico fuerte para los destinos de Río Negro y Neuquén tuvo espacio este fin de semana largo. La habilitación para poder desplazarse, los feriados y las buenas temperaturas acompañaron para que la actividad más castigada por la pandemia tenga su primer balance positivo desde marzo. Las Grutas fue uno de los lugares más elegidos, pero también Bariloche y la cordillera neuquina con San Martín de los Andes como centro de recepción, se entusiasmaron con la primera apertura.
En Las Grutas el porcentaje de ocupación fue del 50%, pero hubo un reclamo de los propietarios y dueños de alojamientos porque muchos turistas llegaron sin reservas y se les permitió entrar a buscar lugar a la ciudad. Se había establecido que el requisito para ingresar era contar con una reservación.
En la previa se estimaba una ocupación del 15% pero aseguraron que se duplicó con los que ingresaron sin tener contratado el alojamiento antes. Por este motivo solicitaron una reunión urgente a las autoridades municipales.
“Nos hicieron anunciarle a la gente que sólo podría entrar con reservas, y nos hicieron inspecciones para constatar el cumplimiento de las pautas sanitarias. En base a eso, nos dieron un sello de calidad para poder funcionar. Pero resulta que después dejaron entrar a todos. Y el que llegó sin reservar se pudo alojar en lugares no habilitados porque nadie los controló. Eso fue en desmedro de aquellos que cumplieron con todas las normas, que en muchos de los casos se quedaron con las camas vacías” relató, enojado, un prestador extra hotelero.
Las playas de Las Grutas se vieron desbordas de visitantes desde el inicio del fin de semana largo, pero el comportamiento de los turistas y residentes parece estar lejos de los cuidados que se requieren por la pandemia. Desde el municipio se montó una prueba piloto con la implementación de la guardia urbana.
Sin embargo, los controles no rindieron los frutos esperados. Las cortas soguitas que se entregaron para demarcar el espacio que las personas iban a ocupar en la arena (para facilitar el respeto por el distanciamiento obligatorio) lejos estuvieron de la descripción de “cintas delimitadoras”, que anunciaron los partes de prensa.
Al ser ofrecidas por los jóvenes, con la petición de que les fueran devueltas al finalizar la jornada, los turistas las rechazaron sin entender, en la mayoría de los casos, la función que podrían llegar a cumplir.
Además, fueron muy pocos los que tomaron en cuenta la sugerencia de alejarse de las playas céntricas y optar por los balnearios ubicados al sur, en momentos en los que estuvo a punto de registrarse la pleamar.
Según Diario Río Negro, un párrafo aparte mereció el maltrato que sufrieron los jóvenes de la guardia urbana. Es un grupo de 14 chicos que promedian los 20 años y, pese a abordar de manera amena a la gente, recibieron insultos de gran parte de ese público al que se acercaron, con la intención de brindarles sugerencias.
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