Producto de una fuerte circulación interna potenciada por las Fiestas, la cantidad de casos de COVID-19 en la Argentina han vuelto a mostrarse en alza en lo que podría entenderse como el principio de su “segunda ola”. Existe, en consecuencia, una fuerte preocupación por parte de las autoridades respecto a cómo contener este nuevo avance de la pandemia, frente a una sociedad y una economía que han sufrido uno de los aislamientos más extensos del mundo, y en pleno inicio de su temporada alta estival de turismo.
En ese marco, en las últimas semanas se verificó una fuerte presión mediática para volver a las etapas más duras de la cuarentena, e incluso comenzaron a circular rumores de todo tipo acerca de las posibles medidas restrictivas que tomaría el Gobierno de Alberto Fernández. El amplio abanico de trascendidos incluyen la cancelación lisa y llana de la temporada de verano que el Ejecutivo lanzó como “una decisión política”.
Este martes 5 de enero, el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, lo desestimó rotundamente. En declaraciones al canal de América TV, recogidas por la agencia oficial de noticias Télam, enfatizó que el Gobierno que no está en estudio suspender la temporada.
En efecto, admitió que existe una problemática, fruto del relajamiento de parte de la sociedad respecto a las medidas de prevención y de las aglomeraciones que se registran en todo el territorio. Por eso, anticipó que el Estado va a “reforzar su presencia”, aplicando “algunas restricciones puntuales para situaciones específicas”, dado que “con la responsabilidad individual, no alcanzó”.
Como ejemplo de control, Lammens destacó el caso de la localidad balnearia de Villa Gesell donde, según afirmó, no se registró hasta el momento “ninguna foto con grandes aglomeraciones de gente en la playa o fiestas nocturnas”. “El intendente (Gustavo Barrera) no dejó entrar gente a la playa entre las 22 y las 6 de la mañana, lo que me parece que es una medida sensata, y, además, puso multas en las casas donde se encontraba fiestas clandestinas”, añadió.
En relación a los motivos de los incumplimientos por parte de la sociedad, Lammens opinó que el manejo de la pandemia pareciera haber caído en la Argentina en la llamada “grieta”, que divide ideológicamente a la población. “En alguna medida, hay una actitud desafiante de una parte de la sociedad”, reflexionó, y agregó: “El virus no tiene ideología; no es quién está a favor y quién está en contra. Y cuando se repasa lo que sucede en todo el mundo, por ejemplo, en Europa, todos están en una situación muy complicada y todos han tomado medidas de restricción extrema”, analizó.
Y, por eso, justificó las inminentes restricciones: “No queremos tomar ese tipo de restricción, pero para eso tenemos que entender los argentinos y argentinas que nos tenemos que cuidar, que para tener una buena temporada de verano, para poder ir más de vacaciones, para poder descansar con nuestras familias, tenemos que cuidarnos mucho”.
Mucho movimiento, poco dinero
Respecto a la temporada en sí, Lammens sostuvo que “hay mucha gente”, como queda demostrado demuestran los datos que surgen de la aplicación Verano, requisito indispensable para movilizarse por el país.
Hasta el 4 de enero, detalló, más de 500.000 personas visitaron la Costa Atlántica, mientras que más de 1,2 millones se movieron todo el país, con una aceptable ocupación para un contexto de pandemia. “Los niveles de ocupación varían: en algunos lugares son superiores al 70% u 80%; en otros, cerca del 50%”, indicó.
Finalmente, en cuanto a los establecimientos gastronómicos, ahora podrían también acusar el impacto de una probable restricción para funcionar en horarios nocturnos. Para evitar esto último, y dado que este sector es “un gran generador de empleo”, Lammens contó que dialogó sobre el tema con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para que las medidas respeten los horarios normales de la actividad.
Por Rolando Klempert Izaguirre Periodista de Hosteltur.
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