A una semana de su asunción en términos formales, el líder político ya presentó un paquete de medidas de aplicación inmediata por la emergencia sanitaria, por un monto de u$s1,9 billones, equivalente a casi el 9% del PBI de EEUU. El plan incluye un incremento del salario mínimo, aumentos en los subsidios por desempleo, nuevos cheques para los ciudadanos afectados por la pandemia de Covid-19 y asistencia a pequeñas y medianas empresas, entre otras medidas.
Paralelamente, el gobierno demócrata dará en los próximos días detalles del plan bautizado en campaña como “reconstruir mejor”, que contemplaría una inversión de u$s700.000 millones para impulsar la industria estadounidense y crear cinco millones de nuevos puestos de trabajo mediante la compra de productos locales.
En ese sentido, Kornblum sostuvo que se va a mantener una buena parte del nacionalismo económico de Trump fundamentado en devolver empleos a Estados Unidos y cortar con el fenómeno de la deslocalización de la producción y las cadenas de valor.
Además, Biden hizo énfasis en reiteradas ocasiones en la necesidad de avanzar en el desarrollo de infraestructura, la innovación tecnológica y la transición hacia energías más limpias. Es casi un hecho que la principal potencia mundial regresará al Acuerdo de París y establecerá objetivos de reducción de emisiones de carbono a mediano y largo plazo, lo cual podría condicionar las relaciones exteriores con países de la región cuyo comercio depende en buena parte de actividades sumamente contaminantes.
Los demócratas anticiparon que buscarán financiar parte de este gasto con una suba de impuestos a las empresas y personas de mayores ingresos, lo que algunos economistas resaltan por su poder simbólico y la legitimidad que podría llegar a imprimirle a medidas similares en estos lares del planeta.
Por su parte, Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria, proyecta que el paquete fiscal se financiará mayoritariamente vía deuda. Al respecto, sostuvo que esto puede perjudicar a Argentina a través del siguiente canal: “Como la deuda se toma a largo plazo y a tasas reales negativas, el exceso de endeudamiento genera una presión al alza sobre las tasas de interés de largo plazo. Esto perjudica la valuación de nuestros bonos, que se descuentan por una tasa libre de riesgo, que es la de EEUU”, explicó.
Sin embargo, aclaró que una suba de las tasas también genera que las familias norteamericanas se endeuden a un mayor costo, lo cual va a contramano de la política de la Reserva Federal de comprar deuda pública para traccionar la recuperación económica. Por lo tanto, acotó, si la Fed intensifica la compra de activos en la parte larga de la curva, generará mayor liquidez en el mundo y limitará la suba de tasas. “Si EEUU crece, empuja al mundo y puede favorecer la recuperación a nivel global y también en Argentina a través de, por ejemplo, un alza en el precio de commodities que exportamos”, resaltó.
En relación al vínculo con América Latina, Kornblum recordó que “ni Obama ni Trump cambiaron nada en términos de comercio y finanzas”. Por lo tanto, vislumbra que no va a haber cambios estructurales con Biden. “Vamos a seguir perdiendo y ellos van a seguir jugando con lo que más les interesa”.
No obstante, estima que van a intentar contrabalancear el avance de Rusia y especialmente de China en la región y advirtió que Argentina necesita de las dos partes; “quedar bien con nuestro principal acreedor, el FMI (donde Estados Unidos es el accionista mayoritario), y estar bien con los chinos (principal comprador de cereales, oleaginosas y carnes, importante inversor y fuente relevante de financiamiento a través de los swaps)”.
Los analistas advierten que, teniendo en cuenta que el mercado estadounidense no es demasiado complementario con el nuestro, es factible que se mantengan aranceles, tal como ocurrió con el biodiesel o el acero en la gestión de Trump.
Cabe remarcar que Estados Unidos es el tercer socio comercial de Argentina y el principal inversor externo en nuestro país, con fuerte participación en la industria de petróleo no convencional, en el suministro de energía, en la industria manufacturera, en el sector de los seguros y en servicios financieros, profesionales e informáticos.
En los últimos años, una parte importante de las inversiones norteamericanas estuvieron enfocadas en la extracción no convencional de petróleo y gas en Vaca Muerta, con la OPIC (Overseas Private Investment Corporation) aprobando fondos por u$s450 millones para financiar a Vista Oil y Aleph Midstream, según un informe de la consultora Abeceb, que también resaltó como última gran inversión a una realizada por la automotriz Ford por u$s700 millones.
“Biden va a querer reforzar fuertemente el mercado interno y enderezar el país en términos internacionales. Hace muchos años Estados Unidos viene perdiendo poder a nivel geopolítico. En ese sentido, van a querer ordenar la política internacional pero mantener varios aspectos económicos”, sentenció Kornblum.
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