Se trata de C.A., un extrabajador de la Comuna que fue condenado en julio del año pasado, por haber abusado de sus hijastras. Las sobrevivientes entraron en pánico. Este lunes, la abogada querellante pedirá explicaciones a la Justicia.
El caso fue tomó estado público cuando la hija biológica de C.A. rompió el silencio en el brindis de Navidad del 2019 y contó lo que el hombre le había hecho, años atrás.
En esa oportunidad, tal como lo informó este diario, C.A. había llegado en libertad y ya gozaba de diez de impunidad pero finalmente se hizo Justicia. El día de los alegatos, la Fiscalía a cargo de Iván Saldivia solicitó el cambio de carátula de la causa.
La misma había llegado a la Cámara como: “Abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la convivencia -tres casos-” y su final fue cambiado a “delito continuado -dos víctimas-” y había pedido quince años de prisión.
Durante el debate, C.A. se mostró reacio e incluso “llegó a reírse en mi cara”, indicó la madre de las sobrevivientes. Luego, el tribunal daría a conocer la pena, bajando cinco años de lo solicitado por la Fiscalía.
La resolución de la Justicia, más allá de que no fue ejemplar como pedía la familia damnificada, la dejó medianamente conformes. En ese momento, la madre había hablando en exclusiva con La Opinión Austral y había aseverado: “Mi hija mayor tiene miedo que quede libre y se quiera vengar”, aunque auguraban que, por lo menos, durante los próximos diez años él no las vuelva a molestar.
Pero, la realidad y el destino les jugaron una mala pasada en horas de la tarde del sábado.
Sobre C.A. pesan dos denuncias por abuso sexual. La primera, por la que ya fue condenado a diez años de prisión, tiene como víctimas a sus hijastras que ya son mayores de edad.
La segunda es la del brindis de Navidad del 2019, en la que su hija biológica rompió el silencio y pudo contar sobre los vejámenes a los que había sido sometida por su propio padre. Esta última, todavía en etapa de instrucción.
Una de las víctimas de C.A. vive por el barrio de las casas Alpinas de nuestra ciudad capital. Este sábado, toda la familia se encontraba a bordo de una camioneta cuando los fantasmas del pasados aparecieron, sus ojos no podían creer lo que veían: su abusador, su padre se encontraba tomando sol en una casa como si estuviera en libertad, pese a que en julio del 2020 había sentenciado a diez años.
“¿Qué pasó, ésta es una realidad paralela en la que mi agresor sexual no fue condenado?” fue el pensamiento de las jóvenes.
La camioneta era conducida por la madre de las víctimas que, impávida, tampoco podía creer lo que veía. Rápidamente todo fue un descontrol, una de la chicas tuvo un ataque de pánico, otra intentó bajar del rodado y enfrentar a su violador. La madre solo atinó a tomar algunas fotografías y retirarse del lugar.
C.A. estaba en el patio de una casa con rejas que apenas superan la altura de una persona promedio. Estaba con las manos detrás de su nuca tomando soljunto a otra persona pero ¿que pasó que no se encuentra tras las rejas?
De acuerdo a la información a la que tuvo acceso La Opinión Austral, la casa donde estaba C.A. es de “pregreso”, allí se encuentra con otras ocho personas, también privadas de su libertad por delitos similares.
Cuentan con un horario de patio que va desde las dos y media de la tarde hasta las dieciocho pero solo hay dos guardiacárceles que velan porque ellos se mantengan dentro de los márgenes del terreno.
Las casas de “pregreso” sirven para personas que están prontas a recibir su libertad y que hicieron méritos para poder gozar de vivir en una casa, en vez de estar entre las cuatro paredes de una prisión.
En esa vivienda, los internos tienen los servicios básicos y, tal como sucede en algunas cárceles hasta cuentan con el servicio de televisión digital.
Fuentes judiciales consultadas por este diario indicaron que esa vivienda, en teoría, debería estar en refacciones.
El problema es que C.A. fue condenado a diez años de prisión y sólo lleva seis meses purgados de pena por lo que la abogada querellante, Jovita Vivar, realizará en el día de hoy una presentación para determinar el porqué de la estadía del extrabajador municipal en esa morada.
El momento desagradable todavía cala hondo en la mente, tanto de la madre como de las sobrevivientes. Tras el shock del pasado sábado, una de ellas todavía no se pudo recomponer. Se trata de una de las chicas que ha llegado a atentar contra su vida, al menos, lo hizo en tres oportunidades en el pasado.
Lejos de caerse, la madre se mantiene firme por el amor a sus hijas. Ella es querellante junto a Vivar en la causa por el abuso que C.A. cometió contra la hija biológica.
“Ella hasta me ha llegado a reclamar por qué lo elegí a él como su papá y eso me destruye”, aseguró en declaraciones a este medio periodístico.
En su momento, a Vivar le habían asegurado que C.A. se encontraba en la Unidad Penitenciaria N°2, en las afueras de la ciudad de Río Gallegos pero, a la luz de los acontecimientos del sábado, pedirá explicaciones a la Justicia.
De acuerdo a fuentes consultadas por LOA, se pudo conocer el trasfondo del porqué de la estadía de C.A. en esa casa ubicada -curiosamente- a metros de una iglesia católica.
Sería para las personas que se encuentran condenadas a delitos de agresión sexual (y que ya dependen del Servicio Penitenciario Provincial), es muy común que los trasladen por ejemplo, al Anexo 6, dependencia que se encuentra al lado de la Comisaría Sexta, lugar donde -por ejemplo- también se encuentra A., otro trabajador de la comuna que fue sentenciado por haber abusado de su hijastra en el año 2013.
Los agresores sexuales también son encerrados con exintegrantes de las fuerzas que fueron condenados por diversos delitos. Como por ejemplo Emilio Maldonado, que se encuentra alojado en la Comisaría Séptima junto a expolicías acusados de, por ejemplo, robo o tenencia de sustancias.
En el caso de C.A., su estadía en la casa de pregreso es solo temporal. Por estas horas, ya se analiza un lugar donde finalmente purgue la pena por los abusos a sus hijastras y hasta el eventual debate por los vejámenes que habría cometido contra su hija biológica, de igual manera, el mal momento que pasó la familia no se lo van a olvidar.
La madre de las sobrevivientes dialogó con La Opinión Austral y aseguró: “Esto lo hacemos visible para que los vecinos del barrio vean qué clase de vecinos tienen. Porque la gente cree que son presos comunes pero ahí hay tipos que son violadores” comenzó diciendo.
Además, cargó contra la seguridad de la casa y laposibilidad de un motín. “Son ocho tipos contra dos policías, si algún día se organizan pueden saltar el portón que está a la altura de lo que cualquiera pudiera saltar” hipotetizó en un escenario que sería terrible.
La situación del sábado dejó secuelas en una de las víctimas. Se trata de la que vive apenas a seis cuadras de esa morada y que, día a día, pasaba caminando por esa zona.
“Mi hija ya me dijo que se va a mudar, a otra parte de Río Gallegos, nosotros no vamos a estar tranquilas hasta que él ya no esté acá”, aseguró indignada.
Lo cierto es que el mal trago que la familia vivió no será olvidado, al menos en el corto tiempo, se espera que esta jornada, Vivar haga la presentación y la Justicia responda.
Fuente: La Opinión Austral
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