Funcionarios esperan una progresiva normalización de las entregas de Sputnik para el corto plazo, mientras subrayan que existe un “cuello de botella” que afecta a todo el mundo. Durante esta semana se dieron a conocer nuevos compromisos para adquirir más dosis.
La Casa Rosada recibió esta semana una noticia que fortaleció su decisión de apostar -meses atrás- por la Sputnik V, luego de que la prestigiosa revista científica británica The Lancet publicara los resultados de fase 3 que refrendan la eficacia del 91.6% en la prevención del coronavirus y que ratifican que la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya es segura.
Aunque el ministro de Salud, Ginés González García, aclaró que “ninguna vacuna se aprueba por lo que sale en una revista”, el impacto mundial de la noticia hizo que más actores internacionales se interesaran por el desarrollo del laboratorio moscovita, entre ellos algunos países del Viejo Continente, como la canciller alemana Angela Merkel, quien dijo estar “abierta” a la aplicación en Europa de esa vacuna.
Mientras tanto, los funcionarios del Gobierno esperan una progresiva normalización de las entregas de Sputnik para el corto plazo mientras subrayan que existe un “cuello de botella” que, en muchos puntos, era “esperable” y que afecta a todo el mundo.
En concreto, en el Gobierno señalan que los desarrolladores de la vacuna de origen ruso se encontraron, por un lado, con una demora imprevista producto del control de calidad que debe realizar el Instituto Gamaleya sobre los laboratorios de terceros países que la producen, como India y Corea del Sur.
El otro factor que sumó complejidad es el creciente interés que está despertando Sputnik V en países que en un primer momento parecieron descartarla como opción.
Por esto, en el Ejecutivo remarcan que escalar la producción de un medicamento que idealmente tiene que inmunizar a miles de millones de personas en corto tiempo implica dificultades logísticas que, por estos días, sufren varias naciones y no sólo la Argentina.
Al respecto, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, afirmó que el país seguiría recibiendo vacunas “como lo viene haciendo, tratando de que no se dilaten más los plazos”.
Así, el objetivo es concretar el arribo de los 30 millones de dosis de Sputnik V; más de 22 millones de dosis de AstraZeneca y los 2,2 millones del fondo Covax (iniciativa global para el acceso a las vacunas contra el coronavirus, que impulsa la Organización Mundial de la Salud), según lo confirmó el Ministro de Salud durante su exposición en la Cámara de Diputados.
Por otra parte, esta semana el secretario de Calidad en Salud, Arnaldo Medina, aseguró que a esos 22 millones de dosis de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la corporación farmacéutica AstraZeneca se sumarán, en los próximos 60 días, dos tandas adicionales de 580 mil, que llegarán entre lo que resta de febrero y marzo.
“Si sacamos a los 15 millones de argentinos que tienen menos de 18 años, casi tenemos cubierta la población argentina, y la verdad es que para lo que nos pueda faltar estamos en dos o tres negociaciones”, dijo el Ministro ante los legisladores.
En la misma línea, la secretaria de acceso a la Salud, Carla Vizzotti, ratificó que entre febrero y marzo “van a llegar las vacunas de Rusia, las de AstraZeneca, que se están produciendo entre Argentina y México” (por el acuerdo entre la empresa farmacéutica sueco-británica y los laboratorios privados mAbxience y Liomont, que tiene el auspicio de ambos gobiernos) y agregó que están “negociando para ver si hay alguna otra posibilidad también”.
Con las dosis que ya se recibieron el plan vacunatorio sigue avanzando en la inmunización del personal de salud de todo el país.
Cuando arriben las nuevas dosis, los siguientes destinatarios serán “los mayores de 60, empezando por los mayores de 70; después las personas de entre 18 y 59 años con condiciones de riesgo y líneas estratégicas, como docentes y no docentes de inicial, primaria y secundaria, y seguridad y defensa”, anunció Vizzotti.
En la presentación ante diputados del miércoles pasado, González García también se refirió a la situación con Pfizer, la farmacéutica estadounidense que realizó pruebas de su vacuna en el país pero que, según las autoridades nacionales, “se portó muy mal” a la hora de negociar la provisión masiva del medicamento.
En la consideración del Gobierno, la negociación con Pfizer quedó suspendida, aunque los funcionarios consultados por Télam destacan que nunca se rompió la relación, sobre todo con los representantes de la empresa en territorio nacional.
“En todo momento se trató de acercar posiciones y, aunque los pedidos eran imposibles de cumplir, se buscaron todo tipo de alternativas. Pero nada alcanzaba a las oficinas centrales”, confió a Télam una fuente que se encargó de lo más fino de la negociación.
En esa ley, la Nación resguardaba una serie de bienes -los mismos que se encuentran a salvo en los canjes de deuda- para que no fueran embargables en caso de un juicio por los efectos adversos de la vacuna.
“Para salvar esto se les ofreció sacar un seguro de caución, pero también lo rechazaron. La sensación era que pedían lo imposible para que se desista desde nuestro lado”, señaló la misma fuente.
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