Después de conocerse que en Ushuaia la Iglesia había realizado un casamiento trans, desde el Obispado se desautorizó la boda y mediante un comunicado informaron que podrían sancionar al cura salesiano Fabian Colman que la celebró.
En un comunicado, desde la Diócesis de Río Gallegos afirman que “no se autorizó desde este Obispado dicha celebración” y que “el sacerdote en cuestión ya fue advertido convenientemente”.
Después de la alegría vino la sorpresa y la desilusión. La comunidad toda, y particularmente quienes defienden los derechos igualitarios, habían festejado la celebración en Ushuaia del casamiento trans por Iglesia de dos funcionarios del gobierno provincial con todos los ritos del culto católico. Horas después, sin embargo, el Obispado de Río Gallegos (bajo cuya órbita se encuentran las iglesias de Tierra del Fuego) se expresó en términos rotundos, desautorizando la ceremonia.
Los contrayentes son dos actuales funcionarios: Pablo López Silva, secretario de Educación de Tierra del Fuego; y Victoria Castro, subsecretaria de Diversidad, quien en 2019 se convirtió en la primera candidata trans para una elección general en Tierra del Fuego.
En una ceremonia que no quedó registrada como un matrimonio en los “documentos eclesiásticos” oficiales, “un hombre se casó con una mujer trans e incluyeron los ritos católicos”, informaba este sábado la agencia nacional de noticias Telam, que además consignaba que al oficio concurrieron parte del gabinete del gobierno provincial, e incluso el propio titular del Ejecutivo, Gustavo Melella.
La Parroquia Nuestra Señora de la Merced fue el escenario de la ceremonia que se transmitió en vivo por redes sociales y que estuviera presidida por el cura párroco Fabián Colman, puesto ahora bajo la severa lupa del Obispo.
“Es un momento muy significativo para el colectivo LGBTIQ+ porque es un lugar que se nos venía negando, como tantas otras cosas. Por eso lo pensamos como un acto de reconciliación y como un regreso a casa, en este caso la casa de Dios”, fueron las palabras de la flamante novia, quien llegó al altar totalmente vestida de negro y contó con el acompañamiento de los 3 hijos de la pareja.
Con todo, el Obispado se cuida de omitir la expresión “boda” o “ceremonia religiosa”, refiriéndose al evento como “acontecimiento” o “celebración” a secas. “El sacerdote en cuestión ya fue advertido convenientemente”, advierte la nota que lleva la firma de monseñor García Cuerva, quien ofrece a los feligreses la “bendición de Dios”, pero deja en claro que “en este acto no se trata del sacramento de matrimonio tal como lo cree y sostiene la iglesia”.
La reacción del Obispado resulta distante de la postura del Papa Francisco, quien el año pasado se manifestara en favor del matrimonio igualitario, aunque no autorizó expresamente la celebración del sacramento del matrimonio en estos casos.
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