“Frida. Viva la Vida” que estrena el 8M en National Geographic, repasa las cartas personales y los escritos de la mexicana. Télam dialogó con Cristina Kahlo, sobrina nieta de la artista mexicana, con motivo del lanzamiento del documental.
Dirigido por Giovanni Troilo y con la participación de Asia Argento como narradora, el documental que estrena el 8M en National Geographic, repasa las cartas personales y los escritos de la mexicana, se zambulle en la vida y obra de este ícono del arte, dueña de una vida intensa y poco convencional, mientras marca un contrapunto entre el México actual y el de aquella época, a través de numerosas entrevistas.
“Hace poco andaba en un mundo de colores. Ahora habito un planeta doloroso. Envejecí en un instante”, se escucha en un momento del relato, basado principalmente en los escritos personales de la mujer, en referencia al trágico accidente de autos que le dejó la columna hecha pedazos cuando un tubo se le incrustó en el estómago.
Nacida un 6 de julio de 1907 en Coyoacán, Frida comenzó a pintar justo después del accidente, “que la marca para toda la vida”, momento en que “nacen dos Fridas: la que se convirtió en ícono de la fortaleza y la independencia” y la que estaba atada a sus limitaciones físicas, dos caras de una misma persona, con un solo corazón”, relata la actriz Asia Argento a lo largo de la trama.
“Me pinto a mí misma porque soy el sujeto que mejor conozco”, decía la pintora mexicana que “se convirtió a sí misma en una obra de arte”, y que fue transformada, luego, en ícono pop, símbolo de feminismo y de revolución artística, una decisión tomada más allá de si misma.
Es conocida la vida sufrida que marcó a una de las figuras más magnéticas de la cultura mexicana, no solo por el accidente que sufrió en su juventud, que la mantuvo postrada en cama durante largos períodos y la obligó a someterse a múltiples operaciones, sino también por su frágil salud de niña, cuando contrajo poliomielitis, por lo que pasó también mucho tiempo en su habitación.
La película se adentra en el corazón de México -el de entonces y el actual- entre cactus, monos, venados y loros, alternando entrevistas exclusivas, con documentos de la época, evocativas reconstrucciones y las obras de la propia Kahlo, que incluyen los autorretratos más famosos (desde el que está con Diego Rivera, de 1931, y Las dos Fridas, de 1939, hasta La columna rota, de 1944, y El venado herido, de 1946).
“Frida representa a las mujeres en un sentido muy amplio. Y muestra cómo, a pesar de la adversidad, de ciertas limitaciones, una mujer puede salir adelante. Y a pesar de que Diego Rivera tenía una personalidad tan fuerte, tan imponente, la obra de Frida -que es autobiográfica- nunca se sumerge en el mundo de Rivera, ella mantiene siempre su propia voz”, Cristina Kahlo (1960), bisnieta de Guillermo Kahlo (el padre de Frida).
“La obra de Frida narra evidentemente su propia vida. Si tenía un problema lo reflejaba en la obra. Y todo lo que la rodea, los animales, las flores, los gatos, el perico, los peces los monos, todo, no es que fuera una obra imaginada, los animales estaban en su casa, todo eso la rodeaba, en su casa y ella lo planta dentro de su obra. Y en esa narrativa autobiográfica coinvierte al espectador en su cómplice, en su confidente, y creo que por eso nos atrapa tanto, nos hace sentir un poco cómplices, un poco confidentes, de lo que ella no está dejando ver”, señala Kahlo, fotógrafa, quien ha exhibido en más de cuarenta exposiciones colectivas en México, Francia, Alemania, Suiza, Sudáfrica, Bélgica y Estados Unidos.
El documental deja ver a una Frida que, pese a los fuertes dolores que sufriría hasta su muerte, gracias a la pintura y también a la escritura, a su manera de vestirse y a su inconfundible estilo, Kahlo se ha convertido con el correr de los años en un modelo a seguir, que influyó tanto en artistas plásticos como en músicos y diseñadores.
“Creo que cuando la gente acude a las exposiciones de Frida no solo va a ver la obra sino que la van a buscar a ella”, señala la sobrina nieta de la artista.
El documental repasa el increíble episodio por el cual, en el año 2004 se descubre en la Casa Azul una serie de cajas escondidas en los baños, que Diego Rivera había pedido expresamente no abrir hasta quince años después de su muerte, revelando por primera vez al mundo una colección de fotografías, cartas, postales y libros desconocidos hasta entonces.
Sobre el vínculo establecido entre Frida y el feminismo, Cristina Kahlo comentó: “Creo que esa asociación nace por su fortaleza. Frida fue una mujer muy fuerte, que siempre se mantuvo fiel a sus ideales, a su forma de pensar y de vivir la vida. Si bien no era alguien que se manifestara feminista, fue una mujer con características y cualidades feministas, por el hecho de ser tan fuerte, tan auténtica, tan creativa, eso es muy importante, y por lo mismo se ha convertido en un símbolo de las mujeres”.
“Siempre me pregunté por qué las jóvenes se sienten tan atraídas por las figura de Frida Kahlo. Me costaba entender en dónde se vinculan las jóvenes, las adolescentes con ella. Y entendí que una niña se siente identificada con las flores en la cabeza, los vestidos, a las niñas les encanta disfrazarse de Frida Kahlo. En el caso de los adolescentes, se identifican con la figura de Frida por la rebeldía, ese momento de la vida en que necesitas romper los patrones, y ya en la edad madura te vas a identificar con muchas más cosas: si haces arte, si has engañado a tu marido, si te han engañado, si tienes una discapacidad. Frida es una personalidad tan multifacética. Hay muchos puntos con lo cual te puedes identificar”, concluyó.
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