Madres y padres de El Chalten también se organizan en el reclamo de mayor presencialidad en las escuelas de esa localidad. Están organizando una movilización para el próximo jueves 25 de marzo, que será en la peatonal ubicada frente a los establecimientos educativos. Será en simultáneo con un reclamo que también harán en El Calafate (frente a la residencia oficial de la Gobernación) y en Río Gallegos (frente al CPE)
Estas dos localidades están en estado de “Transmisión Comunitaria” del virus, por lo tanto no tienen presencialidad en las escuelas. En El Chaltén la condición es de “Brote por Conglomerado”, por lo que el CPE autorizó presencialidad un día a la semana.
Esto para nada conforma a padres y madres de la localidad, que sienten que ya perdieron un año (2020) sin que haya riesgos de contagio. Y ahora quieren que haya presencialidad en jornada completa.
Una de las madres referentes de este reclamo es Celina, dijo que el año pasado se tomó una medida para todo el país, sin tener en cuenta las realidades locales”, por lo tanto localidades como El Chaltén se vieron muy perjudicadas.
A eso se suma la deficiencia crónica de conectividad a internet que tiene la villa cordillerana. “Las clases por zoom son una experiencia frustrante para los chicos” aseguró la madre, quien reclamó que la Educación sea prioridad en la agenda política.
Otras acciones que llevan adelante en El Chaltén son una iniciativa a través de Change.org peticionando por el regreso de la presencialidad.
Y además una carta abierta a las autoridades provinciales y municipales, cuyo texto reproducimos:
Carta abierta al Consejo de educación, a la comunidad de Chalten, a los directivos de las escuelas, al intendente, a la Gobernadora y dirigentes de la localidad:
La siguiente carta tiene por motivo desarrollar brevemente las razones por las cuales exigimos de manera urgente que retornen las clases presenciales, en su jornada completa de lunes a viernes.
Tanto la educación como derecho humano como los principales derechos del niño están siendo completamente vulnerados, debido a que la propuesta actual de la escuela, en todos sus niveles, falla absolutamente y genera una enorme e irrecuperable profundización de la desigualdad social.
El nuestro es un país federal, y deben de tenerse en cuenta ciertos grados de autonomía para poder decidir respecto de las diferencias en nuestro inmenso y maravilloso territorio nacional. Pero pareciera que el federalismo dejó de existir. Y que vivir en El Chalten sería lo mismo que vivir en capital federal o en Río Gallegos. El territorio local, las condiciones climáticas, la densidad de población, la realidad habitacional, son radicalmente diferentes. Es fundamental e inminente tener en cuenta estas diferencias, ya que es inviable que se tomen las mismas medidas en lugares que son tan diferentes.
Pasamos un año sin clases presenciales y en la localidad no hubo casos de covid hasta fines de noviembre. Un año sin clases y sin casos. Un año perdido. Un año donde los chicos que sufren violencia, se quedaron sin la primera ayuda que es la de sus maestros, un año donde los chicos que viven en condiciones de hacinamiento no pudieron pasar horas del día en la escuela que es el refugio de muchos. Un año donde el deseo de aprender se apagó, y lo que se prendió fue la tele, la play, el celular. Un año sin aprender es un año donde los logros que los chicos habían alcanzado son logros perdidos, logros que se pierden. No es que se conservan, sino que se pierden.
La escuela cerrada es un virus peor que el covid, un virus que dejara secuelas gravísimas, daños irrecuperables para la gran parte los niños y niñas de Chalten y del país. La escuela cerrada o virtual genera una desigualdad social cada vez más marcada, y más imposible de franquear. Los niños/as más pobres van a ser cada vez más pobres, debido a que nadie puede acompañarlos ni suplir lo que la escuela cubría. Aumentarán las desigualdades existentes y será especialmente perjudicial para los niños/as que viven en condiciones más desfavorables.
No permitamos que este año sea igual o peor que el anterior; porque con las secuelas del año pasado, y la mentira de presencialidad de una hora y veinte que proponen, los chicos van a dejar de estudiar. Presencialidad es clases de lunes a viernes jornada completa. Con cuidados, con barbijo, con lavado de manos, con distancia. Pero clases una hora o dos horas no es presencialidad. No nos dejemos engañar.
¿Quién aprende a leer y escribir por zoom? ¿Quién desarrolla su curiosidad o su interés por el conocimiento en una clase que se interrumpe todo el tiempo, donde no hay lugar para las preguntas, donde todos se hablan encima, donde internet se corta constantemente y las imágenes se tildan? Esta práctica de clases virtuales está generando en las niñas/os una frustración que es imposible de tolerar. ¿Cómo se arma el lazo alumno-docente por zoom con internet de pésima calidad? ¿Qué nos van a decir ahora, que los chicos tienen problemas de aprendizaje? Lo que aquí está sucediendo es que el entusiasmo se apaga, y la magia de aprender cosas nuevas se transforma en bronca o indiferencia.
Reclamamos al Consejo escolar y las autoridades locales que se comprometan y estén a la altura de la época, que hagan valer lo que dicta la constitución de nuestro país, deteniendo este terrible atropello al interés superior del niño y a su derecho humano de recibir educación y tener una vida digna. Queremos que las niñas, niños y adolescentes de Chalten puedan crecer con mejores perspectivas de futuro.
El Chalten, marzo 2021.
Fuente: Ahora Calafate
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