Hace poco más de una semana, el Pentágono publicó un informe que hablaba de un estudio preliminar sobre Fenómenos Aéreos no Identificados, también conocidos como OVNIS. Este trabajo, en teoría, iba a mostrar 143 casos relatados por pilotos de la Marina que los observaron y otros que lograron ser detectados por los radares.
Sin embargo, el estudio terminó presentando 18 sucesos especiales (y espaciales), como el que describió el comandante David Fravor, quien dijo ver en el océano Pacífico, a la altura de la costa oeste norteamericana, a una especie de nave a unos 15 metros del agua. Cuando el piloto decidió acercarse, este objeto volador “aceleró como nada que yo haya visto antes y se esfumó de una manera muy rara”.
Independientemente de los “Fenómenos Aéreos”, el informe no habla puntualmente de “extraterrestres” aunque tampoco los descarta. Y aclara que en muchos de los casos faltan más testimonios y datos como para alcanzar conclusiones confiables.
Esto se dio como consecuencia del programa iniciado en 2007 y que fue un secreto de estado durante una década, hasta que se filtró a la prensa. El Gobierno norteamericano invirtió 22 millones de dólares en esta investigación, algo que no hacía oficialmente desde que en 1969 clausuró el Proyecto Libro Azul, después de 22 años de vigencia.
La revelación de la existencia de este nuevo programa de avistaje de OVNIs desató un furor por las posibles invasiones extraterrestres que puedo haber sufrido Estados Unidos en los últimos tiempos. Incluso, el encierro de la pandemia potenció los testimonios de supuestas visualizaciones, aunque los astrofísicos se preocupan en recalcar que no hay ninguna sola prueba de la existencia de “marcianos” en la Tierra.
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