El Gobierno de Estados Unidos anunció este lunes que mantendrá las restricciones vigentes para los viajes internacionales debido a la propagación de la variante Delta del coronavirus, a pesar de los pedidos de reciprocidad de la Unión Europea (UE) y mientras las autoridades proyectan que la tendencia del aumento de contagios en el país continuará.
“Vamos a mantener las restricciones existentes”, afirmó la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, citada por la agencia de noticias AFP.
“La variante Delta, más contagiosa, se está extendiendo tanto aquí como en el extranjero”, declaró la funcionaria.
En la misma línea, advirtió que es probable que la tendencia de aumento de contagios continúe “en las próximas semanas”, y reiteró que afecta principalmente a personas no vacunadas.
La decisión se adoptó en medio de un nuevo aumento de casos de coronavirus debido a la variante Delta, que actualmente representa más de 89% de las infecciones en el país, y a la reticencia de muchos a vacunarse.
En ese contexto, 57 grupos que representan a millones de médicos, enfermeras, farmacéuticos y otros profesionales de la salud pidieron la vacunación obligatoria para los trabajadores de la salud.
“La salud y la seguridad de los trabajadores, las familias, los residentes y la nación de Estados Unidos dependen de ello”, afirmaron en la declaración.
Washington restringió los viajes desde la UE, el Reino Unido, China e Irán hace más de un año debido a la pandemia de coronavirus, y luego agregó otros países, incluidos Brasil e India.
En junio pasado, la UE se abrió a los viajeros de Estados Unidos que tuvieran certificado de vacunación o pruebas negativas al virus, bajo la presión de naciones dependientes del turismo, como Grecia, España e Italia, que temían otro año problemático.
Tras la apertura, los líderes de la UE exhortaron a Estados Unidos a mostrar reciprocidad y el 15 de julio el presidente Joe Biden contestó que tendría una respuesta sobre el tema “en los próximos días”, después de los pedidos de la canciller alemana, Angela Merkel.
En paralelo a estas medidas preventivas, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, informó que exigirá a todos los trabajadores públicos de la ciudad que se vacunen contra la Covid-19 o que se sometan a test semanales.
Esta medida entrará en vigor el 13 de septiembre, el mismo día del inicio del ciclo lectivo, y afectará a más de 340.000 personas, entre ellos policías, bomberos y profesores, de la mayor ciudad de Estados Unidos, que se encuentra actualmente amenazada por la cepa Delta.
“El objetivo es nuestra recuperación, el objetivo es proteger a la gente”, explicó De Blasio en conferencia de prensa.
La semana pasada, De Blasio había advertido que miles de empleados de los hospitales públicos de Nueva York tendrían que vacunarse contra el coronavirus o someterse a pruebas semanales, pero amplió el requisito e instó a los empleadores privados a adoptar reglas similares.
“Mi mensaje para el sector privado es: vaya tan lejos como pueda ahora; recomiendo encarecidamente un mandato de vacunación siempre que sea posible, o lo más cerca posible”, recomendó.
El alcalde dijo que no planea volver a imponer el uso de barbijos en espacios cerrados, tal como hizo el condado de Los Ángeles, aunque destacó que sí se deben utilizar en algunos entornos como el transporte público.
No obstante, los empleados de la ciudad no vacunados deberán usar tapabocas dentro de los espacios laborales en todo momento, y en caso de negarse a cumplirlo, “no podrán estar en el trabajo y, de hecho, no se les pagará”, anticipó la comisionada de Relaciones Laborales de la ciudad, Renee Campion.
En Nueva York, 59% de los habitantes recibió al menos una dosis de la vacuna anti-Covid-19, mientras aproximadamente 65% de los adultos está completamente vacunado.
Dos datos, sin embargo, encendieron alarmas: a principios abril se registraban más de 100.000 dosis administradas por día, pero ahora la cifra diaria no supera las 18.000, y desde fines de junio se experimentó un aumento en más de 300% en el promedio diario de contagios.
Funcionarios de salud aseguraron que la variante Delta representa aproximadamente siete de cada 10 casos nuevos.
Estados Unidos acumulaba más de 34,4 millones de casos de coronavirus y más de 610.900 fallecidos a causa de la enfermedad desde el inicio de la pandemia.
El país, uno de los pocos productores de vacunas, comenzó con un acelerado plan de vacunación desde fines de 2020, pero se estancó con el correr del tiempo.
A nivel nacional, 57% de los ciudadanos recibió al menos una dosis y 49% está totalmente vacunado, y de los inmunizados, los mayores de 65 años son los más receptivos a la vacunación.
A diferencia de la mayoría de los países, Estados Unidos nunca se enfrentó a problemas de escasez de vacunas, por lo que el alto número de personas no inmunizadas responde al escepticismo de un gran porcentaje de la población y los movimientos antivacunas.
Los estados más reticentes a la vacunación son Idaho y Wyoming, en el noroeste del país, y los estados del sureste como Arkansas, Louisiana, Tensessee, Mississipi, Alabama, Georgia y Carolina del Sur, mientras presentan mayor receptividad Nueva York, Vermont, Maine, Massachusets, Connecticut, Nueva Jersey, Mariland, Nueva México y Washington.
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