El problema no es nuevo pero el fin de semana los moradores sintieron un fuerte estruendo al deprenderse y caer un considerable un bloque de tierra y rocas de endeble consistencia, probablemente de una las grandes cuevas que va horadando el mar.
Meses atrás se mudó hacia otro sitio de la ciudad un vecino que residía en el extremo de la zona de peligro que corre paralela al paredón de la playa de tanques petroleros de Termap.
Es que era inminente que su casa de material iba a caerse, pero antes de irse la destruyó para evitar alguien más la ocupara, como ocurrió con otras.
Las familias que quedan dicen que ya advirtieron de la nueva situación de peligro a las autoridades municipales y de manera particular a los responsables de la Dirección de Protección Civil.
Recuerdan que en otras gestiones comunales les prometieron viviendas o terrenos en otros sectores del ejido urbano, pero todo quedó en una expresión de deseos.
Una vecina, Nadia Moyano (foto), contó que el estruendo del fin de semana hizo temblar las paredes de su casa y le hizo recodar a los movimientos sísmicos de Mendoza, donde vivió hasta hace diez años.
Una vista que refleja la dimensión de esta preocupante situación se puede observar desde la playa cuando baja la marea ya que las casas literalmente penden de la cima del acantilado (foto).
Además, la erosión se va extendiendo y no son pocas las familias que apuntalaron líneas perpendiculares de caños para sujetar de manera apilada viejas cubiertas de autos o camiones, en un intento de formar una barrera de contención contra las marejadas.
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