En octubre del año pasado el proyecto de ley de etiquetado recibió la media sanción de parte del Senado. Sin embargo, estuvo nueve meses esperando que Diputados lo ponga sobre la mesa, hasta que fue tratado en julio último en un plenario de cuatro comisiones de la Cámara baja donde obtuvo dictamen favorable . Luego de que se barajara la posibilidad de que en los primeros días de agosto sus 24 artículos se convirtieran finalmente en una norma, esto no fue posible. Un nuevo intento frustrado para debatirlo y aprobarlo ocurrió a principios de este mes, cuando el Frente de Todos no logró conseguir el quórum necesario para habilitar la sesión especial.
El interbloque de Juntos por el Cambio había ido a la reunión de Labor Parlamentaria con la propuesta de negociar el quórum con el oficialismo “consensuando” el temario para el día pero incorporando el tratamiento de la ley de promoción ovina junto al emplazamiento de las comisiones para que, en el transcurso de las próximas dos semanas, se inicie el debate de las leyes de boleta única, reforma de la ley de alquileres, emergencia educativa y el Presupuesto 2022 con la presencia del ministro de Economía Martín Guzmán. El oficialismo no aceptó, por lo que el principal espacio opositor decidió no bajar al recinto a debatir. al oficialismo lo apremiaba que la norma de Etiquetado Frontal iba a perder estado parlamentario en diciembre.
La iniciativa dividió las aguas entre oficialismo y oposición por una serie de puntos que fueron cuestionados. Los alimentos y bebidas sin alcohol (analcohólicas) envasados (la ley dice que “es todo alimento contenido en un envase, cualquiera sea su origen, envasado en ausencia del cliente, listo para ofrecerlo al consumidor”) tendrán la obligación de llevar en la cara principal un sello negro de advertencia indeleble por cada nutriente crítico en exceso: azúcar, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. Es decir, pueden llevar uno o más sellos negros.
Por otra parte, determina que, ante iguales condiciones, el Estado deberá priorizar la compra de alimentos sin estos sellos de advertencia.
“El Estado argentino no va a mirar para otro lado” en un contexto de “enfermedades crónicas no transmisibles” como la obesidad, la hipertensión y los problemas cardíacos, que afectan a su población y que se pueden prevenir a partir de la alimentación, manifestó la legisladora del Frente de Todos Cecilia Moreau, al dar inicio este martes por la tarde al tratamiento del proyecto.
“Esta ley es poner en lo más alto a los consumidores, que hace años reclaman información clara, precisa y veraz”, indicó por su parte su compañera de bloque, Liliana Schwindt.
En contraposición, la diputada del PRO Carmen Polledo, criticó la iniciativa al considerar que “se debe pensar en un sistema de etiquetado integral y completo”. Y remarcó que por ese motivo se propuso en un dictamen “una alternativa que cumpla con el propósito de modificar los hábitos alimenticios”.
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