El Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Cruz, a través de las áreas que lo componen, continúa trabajando en el monitoreo permanente del comportamiento de la amenaza sísmicas y sus consecuencias en la comunidad, apoyados técnicamente por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).
En este marco, los sismos que se registraron en la jornada de este miércoles fueron detectados por los sismógrafos “Cala” y “Fate” recientemente instalados e informados por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, situación que anteriormente no ocurría ya que se percibían por el humano.
La periodicidad en la percepción actual, según lo informado por los especialistas, están asociados al movimiento sísmico de 5.5 ° del pasado 13 de octubre y a su consecuente acomodamiento de roca en la zona de El Calafate.
Como habitantes de una zona sísmica, se debe interpretar lo percibido en intensidad utilizando la Escala de Mercalli, esta escala tiene 12 grados en números romanos (I al XII) y como clasificarlos depende de condiciones de terreno, de la vulnerabilidad de las construcciones y la distancia de su epicentro.
Esta escala tiene carácter subjetivo y la severidad se relaciona a las vibraciones producidas en un lugar determinado, teniendo en cuenta daños en edificaciones, en el terreno, en los objetos y en las personas. Los últimos efectos percibidos se ajustan a nivel II-III.
Ante ello, el subsecretario de Protección Civil y Abordaje Integral de Emergencias y Catástrofes, Diego Farías, expuso: “Como habitantes de la corteza terrestre debemos guiarnos a través de la intensidad de la Escala de Mercalli Modificada para evaluar los posibles daños y aprender a convivir con esta amenaza”.
Igualmente, Farías indicó que: “Tenemos que reconocer que estamos en una zona sísmica y que tenemos que tomar medidas de prevención como lo son el educarnos, fortalecer nuestra autoprotección y ante la percepción de los mismos registrarlos en la página oficial del INPRES”.
Para tener en cuenta: Escala de Intensidad Mercalli Modificada
I Imperceptible. Lo registran los sismógrafos
II Lo perciben personas en reposo, en los pisos superiores
III Se percibe en el interior de los edificios. Puede no reconocerse como un sismo. Los objetos colgados oscilan levemente. Vibraciones como las que producen los camiones ligeros al pasar
IV Se percibe en el interior de los edificios, reconociéndose que se trata de un sismo. Los objetos colgantes oscilan y las puertas y ventanas crujen. Se perciben vibraciones como las ocasionadas por el paso de un camión pesado. En la parte superior de este grado crujen las cabriadas y paredes de madera y tintinean los vasos y la loza.
V Se percibe a la intemperie; se puede estimar su duración. Quienes duermen, se despiertan. Los líquidos se mueven; algunos se vuelcan. Los objetos pequeños inestables se desplazan o se caen. Las puertas oscilan, se cierran y se abren. Los relojes de péndulo pueden pararse, alterar su funcionamiento o arrancar si estaban detenidos.
VI Lo perciben todos. Muchos se asustan y salen al descubierto. Las personas caminan inseguras. Las ventanas, platos y artículos de vidrio se rompen. Los adornos, libros y objetos similares se caen de los estantes. Algunos cuadros se caen de las paredes. Los muebles se mueven o se vuelcan. Los revoques débiles y la mampostería D, se agrietan. Las campanas pequeñas repican (la de la iglesia, escuela). Los árboles y arbustos se sacuden visiblemente, o se los oye crujir.
VII Es difícil permanecer de pie. Lo notan los conductores de automóviles. Los objetos colgados trepidan. Los muebles se rompen. Daños en la mampostería D. Las chimeneas débiles se rompen al nivel de techo. Caen los revoques, los ladrillos se aflojan; las piedras, revestimientos, cornisas, los parapetos sin contrafuertes y los ornamentos arquitectónicos también caen. Algunas grietas en la mampostería C. Olas en los estanques. Pequeños deslizamientos y derrumbes en los bancos de arena o de grava. Las campanas grandes repican.
VIII Se hace difícil conducir un automóvil. Se daña la mampostería C y en parte se cae. Algún daño en la mampostería B; ninguno en la mampostería A. Caen los revoques y algunos muros de mampostería. Caída y torsión de chimeneas de las casas y de las fábricas, monumentos, torres, tanques elevados. Las casas con estructura de madera salen de sus cimientos si no están ancladas; los muros de relleno son arrojados hacia afuera. Los pilotes podridos se quiebran. Las ramas se desprenden de los árboles. Cambios en el caudal y temperatura de manantiales y pozos. Grietas en terreno mojado y en taludes inclinados.
IX Pánico general. Se destruye la mampostería D; se daña fuertemente la mampostería C, algunas veces con colapso completo. Se daña la mampostería B. Las estructuras no ancladas se desplazan de los cimientos. Los marcos crujen. Serios daños en depósitos para líquidos. Se rompen las tuberías enterradas. Grietas importantes en el terreno. Expulsión de arena y lodo en terrenos aluvionales, conformación de cráteres de arena.
X Se destruye la mayoría de las estructuras de mampostería incluso sus cimientos y también algunas estructuras de madera bien construidas y algunos puentes. Serios daños en presas, diques, terraplenes. Grandes derrumbes. Agua arrojada sobre las márgenes de los canales, ríos, lagos, etc. Arena y lodo desplazados horizontalmente en las playas y en terreno plano. Rieles doblados ligeramente.
XI Rieles muy doblados. Tuberías enterradas completamente destruidas. Grandes grietas en la tierra.
XII Catástrofe. Destrucción total. Grandes masas de rocas desplazadas. Cambios de niveles del terreno. Objetos arrojados al aire.
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