Un día de mucho dolor y congoja vivió ayer martes la familia policial de El Calafate en la despedida de su camarada, el comisario Claudio Cesar Pereyra, quien perdió su vida ayer lunes mientras estaba trabajando en la sede de la Unidad Regional Suroeste.
Hoy martes por la tarde se realizó el velatorio del cuerpo del oficial policial, cuya muerte fue producto de una insuficiencia repentina. Pereyra tenía 45 años de edad.
A la salida de la casa velatoria se realizó una multitudinaria caravana de vehículos policiales y particulares que recorrió calles y avenidas de El Calafate, pasando por las Comisarias Segunda y Primera, respectivamente
Pereyra fue un servidor público íntegro, responsable en todas las funciones que cumplió. Respetuoso y policía de verdadera vocación. Instructor de varios efectivos que hoy prestan servicio en esta y otras localidades.
Esas y otras virtudes fueron destacadas tanto por sus superiores como el personal subalterno. La imagen que encabeza esta nota habla por sí misma. El féretro fue cargado a pulso por el personal subalterno del Comando Radioeléctrico, desde el ingreso al cementerio hasta el nicho donde ahora descansa.
Al frente del cortejo de a pie, el Jefe de esa dependencia, Comisario Esteban Rivadeneria, profundamente conmovido. Apenas pudo esbozar unas palabras para despedir no solo a su camarada, sino a un gran ser humano.
La viuda de Pereyra recibió la bandera argentina que cubría el ataúd, como también la gorra y el sable que él usaba.
Momentos antes el cura párroco Rodrigo Barros, realizó una invocación religiosa y bendijo el féretro, que fue depositado en uno de los nichos por sus compañeros. Al igual que decenas de ofrendas florales.
El cuerpo del comisario Claudio Pereyra descansa allí, pero él seguirá vivo en la memoria y el sentimiento de sus compañeros fue fuerza, familiares, amigos y vecinos.
0 comments