Ya desde antes del cruce de este lunes a la mañana entre cancillerías a ambos lados de la Cordillera, Alberto Fernández y su gabinete venían mirando de reojo la elección chilena. En particular lo que les preocupa es el estilo “anti-argentino” del candidato del Frente Social Cristiano que se erigió este domingo como favorito para el balotaje del próximo 19 de diciembre.
En una rueda de prensa con medios internacionales una semana antes de las elecciones, José Antonio Kast ya había apuntado contra el país: “El gran desarrollo que ha tenido Chile ha sido poder armonizar bien que no es el Estado, generalmente, el que produce o genera la mejor calidad en algunas cosas. Si vemos el ejemplo de Argentina, que podría ser una potencia agroalimentaria, energética, y no lo es, es porque es un mal Estado”.
En su discurso de celebración de la noche del domingo electoral en Las Condes planteó: “Chile no quiere ir por el camino de las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba o de…otros países que no la están pasando bien”. Ese silencio de segundos fue para evitar nombrar a la Argentina.
La crisis migratoria y la violencia mapuche en la Araucanía fueron motores de crecimiento del candidato de la ultraderecha, justamente este último representa un problema para el gobierno del Frente de Todos. Kast no tiene matices a la hora de hablar de la cuestión mapuche: los califica directamente de terroristas y propone una salida represiva. Eso le valió un apoyo contundente de 45% de los votos en la región.
PATAGONIA Y ANTARTIDA, EL TRASFONDO TERRITORIAL
El cerebro detrás de todo este discurso es Jorge Guzmán, abogado y académico de la Universidad Austral que asesora a Kast en temas internacionales y profundiza el estilo radical y soberanista. Esto permite pronosticar que la violencia mapuche, la Plataforma Continental y los Campos de Hielo Sur (extensión de Hielos Continentales situada en los Andes patagónicos, en la frontera entre Argentina y Chile) serán temas sensibles si gobierna la ultraderecha.
Guzmán ha hecho su carrera profesional sobre la base del conflicto entre Argentina y Chile en la zona antártica. En un texto publicado en la web El Líbero, en el marco del conflicto por la decisión chilena de actualizar los límites de 200 millas de nuestra plataforma continental proyectada desde las Islas Diego Ramírez y Barnevelt, anticipa algunos tópicos que podrían ser parte de la política de estado chilena ante un eventual gobierno de Kast: “El voto de rechazo del Senado argentino confirma (por si era necesario) que, como lo hemos sostenido durante años, estamos en presencia de un nuevo diferendo limítrofe, quizás, por sus evidentes implicancias geoestratégicas igual o más complejo que aquel causado por Argentina a propósito de su exótica pretensión sobre las islas al sur del Canal Beagle”.
Las distancias ideológicas entre el Frente de Todos y Kast son notorias, pero a esta altura la preocupación no sólo esa, sino en que este tipo de actitudes reavive la idea de una hipótesis de conflicto.
“Chile debe evitar involucrarse en proceso de arreglo político del problema (en el cual nuestros mejores derechos siempre se ven relativizados), y prepararse para un proceso que demandará años de trabajo y paciencia”, anticipa Guzmán en sus artículos.
De este lado la frontera, en cambio, un especialista en Defensa explicó que “si gana Kast, vamos a entender el costo de no invertir en defensa; no necesariamente por una amenaza militar directa, sino por la imposibilidad de sustentar nuestra política exterior con ese instrumento”.
Kast diseñó un programa a económico que no incluye a la Argentina y tiene decidido que, de ganar en diciembre, la relación bilateral estará atravesada por estas tensiones.
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