El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, convocó a la población a no creer en las encuestas que dan ganador al líder opositor y exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva para las elecciones de 2022, y sumó una advertencia del frente evangelista oficialista en el Congreso, que indicó que la población cristiana más pobre puede sentirse ofendida con las señales de ostentación y apoyo a las clases altas que realiza el jefe del Estado.
“¿Ustedes aún creen en las encuestas? ¡Por el amor de Dios!. Las encuestas no es que están equivocadas, están compradas”, dijo Bolsonaro a sus seguidores en el balneario de Guarujá, luego de pasear en jet-ski, en yate, cenar en una pizzería y jugar a la Mega Sena (el gordo de lotería de Año Nuevo) en un local de quiniela.
Todas las encuestas están dando a Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), ganador en la primera vuelta del 2 de octubre de 2022.
Según recientes sondeos de las consultoras Ipec y Datafolha, Lula, presidente entre 2003 y 2010, tiene una intención de voto de hasta 56%, lo que le permitiría evitar una segunda vuelta.
Bolsonaro, quien asumió en enero de 2019, aparece en segundo lugar, pero muy lejos, con apenas entre 24% y 29% de intención de voto.
La caída de Bolsonaro en las encuestas reflejó también el avance de Lula en el electorado clave para la victoria del ultraderechista y excapitán en 2018, la comunidad evangelista, movilizada por una agenda de costumbres conservadoras que aún es la bandera del presidente.
Durante sus vacaciones iniciadas el viernes pasado en las playas de Guarujá, estado de San Pablo, Bolsonaro mostró un video en una lancha de lujo bailando una canción del género ‘funk carioca’ en el cual se exalta la figura del mandatario con consignas homofóbicas y machistas, además de ostentación de dinero y narrativa sexual.
El presidente del Frente Parlamentario Evangelista, el diputado federal Sóstentes Cavalcante, advirtió que habrá una merma de apoyo a Bolsonaro entre las personas más pobres de diferentes iglesias evangélicas que viven en las periferias de las grandes ciudades con escenas de este tipo, ostentando riqueza.
“Es una escena innecesaria, y existe un desgaste grande en las regiones más vulnerables porque el presidente está pasando una imagen de ostentación”, dijo Cavalcante.
La letra del funk con el cual bailaba Bolsonaro dice que “las mujeres de izquierda tienen más pelos abajo del brazo que una perra”.
Al mismo tiempo que Bolsonaro divulgaba sus videos paseando en el mar junto a millonarios en yates de lujo y jet ski, el expresidente Lula participó por decimoctavo año consecutivo de la Navidad con las personas en situación de calle y las cooperativas de recicladores de papel.
Durante sus ocho años de Gobierno, Lula abrió una inédita línea crediticia del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) para financiar a los cartoneros y permitirles aliarse en cooperativas para que puedan mantener una renta sostenible a lo largo del tiempo, con organización política.
En el acto con Lula estuvo el sacerdote Julio Lancelotti, de la Pastoral del Pueblo de la Calle de la Iglesia brasileña, una de las figuras claves en la asistencia de comida y carpas a las personas sin techo durante la explosión de la situación de hambre en el país.
Según la última encuesta Datafolha, Bolsonaro ha perdido la preferencia del público evangelista de cara a su intención de reelección en las elecciones de octubre.
En un hipotético duelo Lula-Bolsonaro de segunda vuelta, 46% de los adeptos a la fe evangélica optan por el exsindicalista, contra el 44% que apoyan al excapitán del Ejército.
En la primera vuelta, con otros candidatos como Sérgio Moro, Ciro Gomes y Joao Doria, Lula tiene el respaldo del 39% de los evangelistas contra el 33% de Bolsonaro.
Sin embargo, Bolsonaro cuenta con las ‘locomotoras’ del evangelismo neopentecostal, como la Iglesia Universal y sus medios de comunicación -la TV Récord, la segunda de país- y los principales pastores electrónicos con amplia popularidad, como Silas Malafaia o R.R Soares, famosos por amplios cultos masivos transmitidos diariamente por televisión.
La encuesta Datafolha del 13 al 16 de diciembre confirmó a Lula como amplio favorito luego de que el Supremo Tribunal Federal anulara sus procesos y condenas en la Operación Lava Jato, considerando parcial y persecutoria la acción del exjuez Moro contra el fundador del PT, quien estuvo preso 580 días y apartado de las elecciones de 2018.
Moro, después de esa condena, renunció al cargo de Ministro de Justicia de Bolsonaro, con quien rompió el año pasado.
Según Datafolha, el 43% de los evangelistas considera a Lula como el “mejor presidente que Brasil ha tenido” en su historia, contra el 19% de los evangelistas que colocan en ese sitio a Bolsonaro.
A nivel general, el 51% de los brasileños consideran a Lula el mejor presidente de la historia, contra el 11% que ubican en ese podio a Bolsonaro, de acuerdo al sondeo.
El expresidente Lula mantiene desde noviembre conversaciones con el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, conservador histórico rival del PT y a quien enfrentó en los comicios generales de 2006.
El sábado, LUla y Alckmin, que dejó el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y debe afiliarse a otra fuerza, participaron de un acto organizado por abogados progresistas para hacer un homenaje a Lula por haber derrotado el lawfare.
La posibilidad de que Alckmin sea vice en la fórmula presidencial de octubre ha sorprendido al mundo político y económico, en el marco de una federación de partidos que pueda enfrentar a Bolsonaro y, en caso de victoria, tener un bloque parlamentario capaz de permitir aprobaciones de leyes por mayoría simple.
El gobernador de Bahía, Rui Costa, del PT, calificó “positiva” la posible fórmula Lula-Alckmin debido a que “no se trata de un proyecto de partido sino de la reconstrucción de Brasil”.
La alianza con un derechista histórico rival del PT genera ya reacciones contrarias en la fuerza de Lula y es el caso de la diputada Natalia Bonavides, quien dijo a la TV247 que esa posibilidad “es una equivocación” ya que Alckmin continúa siendo “un neoliberal”.
“Él tuvo características golpistas”, aseveró al recordar el apoyo a las protestas por la destitución de la entonces presidenta Dilma Rousseff, del PT, en 2015 y 2016.
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