Burkina Faso se encuentra atravesando un golpe de Estado luego de que el ejército de ese país tomara el poder derrocando al presidente Roch Marc Christian Kaboré, y disolvió el parlamento por las críticas a las autoridades por su fracaso para contener el auge de los grupos yihadistas del Estado Islámico (ISIS) y al Qaeda.
En ese marco, el capitán Sidsore Kaber Ouedraogo señaló mediante cadena nacional, que el Movimiento Patriótico para la Restauración trabajará para establecer un calendario “aceptable para todos” para la convocación a elecciones.
Las fuerzas armadas rebeldes afirmaron tener detenido al presidente, al líder del Parlamento y a algunos ministros, que fueron trasladados a un cuartel en la capital Uagadugú, confirmaron diversas fuentes de seguridad, mientras que cerca de la residencia del jefe de Estado se observaron tres vehículos acribillados y rastros de sangre.
Además, los golpistas cerraron las fronteras, al tiempo que prometieron un “retorno al orden constitucional en un plazo razonable”.
La Unión Africana y las Naciones Unidas han “condenado enérgicamente” la escalada en Burkina Faso.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró en un texto estar preocupado por la “protección y la integridad física” de Kaboré tras “el golpe de Estado perpetrado el 23 de enero por sectores de las fuerzas armadas”.
En tanto, Estados Unidos instó a la “liberación inmediata” del presidente y pidió que se respete la constitución de la nación de África Occidental.
“Pedimos la liberación inmediata del presidente Kabore y otros funcionarios gubernamentales y que los miembros de las fuerzas de seguridad respeten la Constitución y el liderazgo civil de Burkina Faso”, indicó un funcionario del Departamento de Estado norteamericano bajo condición de anonimato.
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