Cientos de personas se manifestaron este martes en las calles de la capital de Burkina Faso para respaldar a los militares que el lunes derrocaron al presidente Roch Marc Christian Kaboré, cuya “liberación inmediata” reclamó la ONU.
“Pedimos en varias ocasiones la retirada del presidente Kaboré, que desoyó el llamado. El Ejército nos ha oído y nos ha comprendido”, celebró Lassane Ouedraogo, un manifestante de 43 años y activista de la sociedad civil.
El lunes a la noche, los militares de Burkina Faso anunciaron por televisión que tomaron el poder tras criticar al presidente por su fracaso para contener el auge del yihadismo en el país.
Aparte de la manifestación, la situación parecía volver a la calma hoy en la capital, Uagadugú, tras días de tensión.
El gran mercado, los comercios y las estaciones de servicio estaban abiertos y no había una presencia militar especialmente importante en el centro de la ciudad, informó la agencia de noticias AFP.
El paradero del expresidente Kaboré sigue hoy siendo una incógnita, y no se sabe si estaba detenido o en un lugar seguro con algunos de sus allegados.
La televisión nacional (RTB) publicó el lunes a la noche en las redes sociales una carta de dimisión manuscrita atribuida a Kaboré, que no fue posible de autentificar. En ella, dice que la renuncia fue en nombre “del interés superior de la nación”.
Según RTB, la misiva fue transmitida directamente por los golpistas, sin que se sepa si fue escrita por el propio Kaboré, ni en qué condiciones.
La misma incertidumbre planeaba en torno al primer ministro Lassina Zerbo y otros responsables del depuesto Gobierno.
Burkina Faso sufrió varios intentos de golpe de Estado. En la vecina Malí, donde comenzó la insurgencia yihadista, los militares derrocaron en 2020 a un Gobierno civil.
El alzamiento suscitó preocupación en la comunidad internacional.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos reclamó la “liberación inmediata” de Kaboré, después de que lo hicieran Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
También la organización regional G5 Sahel (Mauritania, Malí, Níger y Chad, además de Burkina Faso) se dijo “muy preocupada por los acontecimientos políticos y militares acontecidos”.
“Pedimos a los militares que liberen inmediatamente al presidente y a los otros altos cargos detenidos”, declaró la vocera Ravina Shamdasani en una conferencia de prensa en Ginebra.
Los militares dijeron el lunes que el Movimiento Patriótico de Salvaguardia y Restauración trabajará para establecer un calendario “aceptable para todos” para la celebración de nuevas elecciones, sin dar más detalles.
El motín militar comenzó a la 1 del domingo (las 22 del sábado en la Argentina) en varios destacamentos del país para exigir la renuncia de los jefes del Ejército así como “medios adecuados” para luchar contra los yihadistas, activos desde 2015.
Automáticamente, el Gobierno rechazó los rumores sobre un golpe militar y decretó un toque de queda por tiempo indefinido desde anoche.
Los amotinados aseguraron que no buscaban tomar el poder sino que exigían más medios y el cese inmediato de la cúpula de la Agencia Nacional de Inteligencia por su incapacidad en la lucha contra los islamistas radicales que azotan desde hace años al país.
El país africano experimentó un aumento significativo de los ataques yihadistas desde 2015, obra tanto de la filial local de Al Qaeda como de la del Estado Islámico en la región, que también contribuyeron a aumentar la violencia intercomunitaria y al florecimiento de los grupos de autodefensa.
Kaboré, en el poder desde 2015 y reelegido cinco años después con la promesa de convertir en prioridad la lucha contra los islamistas radicales, es cada vez más criticado por la población, cansada de la violencia yihadista y de su incapacidad para afrontarla.
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