Una fructífera exploración paleontológíca al sur de El Calafate fue realizada entre el 16 al 30 de marzo del corriente año. Se trata de un proyecto conjunto entre instituciones de la Argentina (Museo Argentino de Ciencias Naturales en Buenos Aires, Centro de Investigaciones Geológicas de La Plata, y Centro de Ecología Aplicada del Litoral de Corrientes) y Japón (National Museum of Nature and Science, Tokyo) y contó con el apoyo de la Secretaría de
Estado de Cultura de la Provincia de Santa Cruz.
El proyecto tiene por objeto recabar información acerca de los diferentes tipos de dinosaurios y de otros organismos (plantas, vertebrados, invertebrados) que evolucionaron en el sur patagónico a fines de la Era de los Dinosaurios, unos 70 millones de años atrás. El grupo de trabajo está liderado por los paleontólogos Dr. Fernando Novas (Buenos Aires) y Dr. Makoto Manabe (Tokyo), y en él participan numerosos investigadores, becarios y técnicos del Conicet.
El propósito principal es intentar reconstruir cómo fueron los pormenores de la extinción de los dinosaurios en esta región del planeta, tema sobre el cual se dispone de datos provenientes de ciertas regiones de América del Norte y de Europa, pero poco o nada se conoce del hemisferio sur. De allí la significancia de los hallazgos en el sur santacruceño.
El grupo de exploradores de este 4to viaje al sur de El Calafate estuvo conformado por Marcelo Isasi, Federico Agnolín, Nicolás Chimento, Mauro Aranciaga Rolando, Gerardo Herrera, Mateo Monferrán, Gonzalo Muñoz, Federico Brisson, Ana Moreno, Santiago Miner, David Piazza, Adrián Misantone, Damian Moyano Paz, Daniel Poiré, María Sol Raigemborn y Sabrina Lizzoli.
Este es el 4to viaje que se efectúa a lo alto de las estancias La Anita y Alta Vista, en donde asoman rocas que poseen los fósiles del Período Cretácico. La travesía desde El Calafate hasta el yacimiento debe efectuarse en camionetas 4×4, lo que toma unas 4 horas de manejo intenso, ya que no resulta de fácil acceso. El apoyo logístico del Sr Federico Braun, Facundo Echeverría y Daphne Fraser han sido indispensables para que el equipo arribara a la zona de trabajo. El campamento fue montado en lo alto de las barrancas que flanquean dichas estancias, lo que constituye una enorme ventaja debido a la proximidad a los sitios con fósiles. Sin embargo, las inclemencias del clima para la fecha elegida para la exploración se hicieron sentir, ya que los días fueron muy fríos, con lluvia y garrotillo, e incluso copiosas nevadas los últimos tres días que cubrieron el campamento, los vehículos y los asomos rocosos con los fósiles. Estas circunstancias hicieron que el viaje debiera finalizar unos días antes de lo previsto, aunque los fósiles colectados aseguran, afortunadamente, el éxito de esta reciente expedición.
La zona ya había brindado restos de dos especies de dinosaurios herbívoros, el Nullotitan glaciaris y el Isasicursor santacrucensis, como así también decenas de pequeños caracoles cuyos parientes vivientes habitan hoy en regiones más tropicales del planeta. También fueron descubiertos restos de mamíferos, conocidos fundamentalmente por sus dientes sueltos. Sin embargo, la toma de muestras de roca permitirá a los especialistas ahondar en estudios sobre los granos de polen de angiospermas y gimnospermas, así como esporas de helechos, que permitirán a los especialistas reconstruir el aspecto que tuvo la vegetación del extremo sur patagónico hacia fines del reinado de los dinosaurios.
No obstante, la evidencia es clara en indicar que la vegetación era boscosa o casi selvática, con altos niveles de humedad y elevadas temperaturas. Las lagunas y arroyos que se desarrollaban en la región constituían el hábitat de caracoles, peces, ranas y tortugas, cuyos restos fueron colectados en abundancia.
Impulsados por la riqueza y abundancia de fósiles logrado en años anteriores, esta vez el grupo de trabajo se abocó a excavar en determinado sitios en los que aparecían huesos sueltos, lográndose detectar la “roca madre” que encierra los fósiles. Se extrajeron varios bloques de roca de casi 1 metro de diámetro y 50cm de espesor, en diferentes sitios del yacimiento que, para sorpresa de los exploradores, contienen gran cantidad de huesos de Isasicursor. Estos hallazgos permitirán reconstruir el esqueleto de este animal hasta ahora conocido solo por fragmentos de vertebras y huesos de las patas traseras. Lo que resulta interesante es que esta abundancia de especímenes de Isasicursor revela que este herbívoro, de andar bípedo y de aproximadamente 4 metros de largo, cumplía un rol ecológico comparable al de los actuales guanacos, que hoy abundan en la zona.
Estos bloques de roca conteniendo los restos de los Isasicursor fueron extraídos mediante el empleo (a lo largo de varios días) de pico y pala, a la par que fueron protegidos con un envoltorio de yeso y alambres, a fin de que no se partiera. Para poder acceder a los huesos propiamente dichos será indispensable liberarlos de la roca mediante el uso de buriles pequeños y martillos pneumáticos (aparatos del tamaño de una lapicera, provisto de una punta metálica dura, y accionado con un compresor de aire). Estas tareas serán efectuadas en los próximos meses en el Laboratorio de Anatomía Comparada en Buenos Aires.
Una vez finalizado la preparación y el estudio de estos valiosos materiales, los mismos serán devueltos a la Provincia de Santa Cruz para finalmente acrecentar las colecciones del Museo Padre Molina, en Río Gallegos.
En los próximos meses el grupo de investigación liderado por Fernando Novas presentará parte de estos nuevos hallazgos mediante la publicación en revistas científicas, incluyendo a los grandes dinosaurios depredadores que cazaban a los herbívoros Isasicursor y Nullotitan, como así también descubrimientos del mundo paleobotánico, incrementando así la evidencia acerca de los ecosistemas continentales que existieron en la región de El Calafate unos miles de años previos a la extinción de los dinosaurios.
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