A causa de un fuerte dolor en la rodilla que no le permite estar parado por un período largo de tiempo, el papa Francisco no pudo oficiar nuevamente la Vigilia Pascual llevada adelante este sábado santo.
Se trata de uno de los ritos más largos y simbólicos de la tradición católica, en el que se celebra la espera de la resurrección de Jesús. En esta oportunidad tuvo que ser dirigida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.
Por su parte, el pontífice -que se mantuvo sentado en primera fila ante los cerca de 6.000 fieles que llenaron la basílica después de las restricciones por la pandemia de los últimos dos años- se limitó a simplemente leer la homilía y bautizar a siete adultos.
La ceremonia en cuestión comenzó con la bendición del fuego. Luego se encendió el cirio pascual y se marcó la vela con la inscripción de la primera y la última letra del alfabeto griego -alfa y omega – que simbolizan que Dios es el principio y el fin.
No se trata de la primera vez que Bergoglio debe ausentarse a una histórica celebración por la gonalgia, la enfermedad que que sufre en su pierna derecha desde hace meses: en los últimos días, también le impidió realizar los diferentes ritos que esta misma ceremonia conlleva después de los esfuerzos que hizo durante el Jueves y Viernes Santo.
En este sentido, si se espera que Francisco esté presente este domingo de Pascuas dirigiendo la misa de Resurrección en la cual dará la bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro.
El dolor en la rodilla del Papa
El cuadro de salud que atraviesa Francisco se hizo público el pasado 17 de enero cuando el pontífice, de 85 años, celebró sentado la audiencia a la delegación de los Custodia franciscana de Tierra Santa al confesar que le dolía una pierna.
“Perdónenme si me quedo sentado, pero me duele la pierna y es peor si me quedo en pie, así (sentado) es mejor para mí”, dijo a los asistentes a la audiencia en el palacio pontificio con ocasión del centenario de la revista “Tierra Santa” de la Custodia franciscana de Tierra Santa.
Días después del suceso, fue él mismo quien explicó que tiene inflamado un ligamento en la rodilla y que le cuesta andar, al justificarse ante los fieles que acudieron a la audiencia general de que en esta ocasión no podía acercarse a saludarles.
“Me han dicho que le pasa sólo a los viejos, así que no sé por qué me ha pasado a mi”, bromeó en ese entonces el papa ante los fieles.
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