Las fuerzas militares rusas reanudaron este lunes los ataques contra la planta metalúrgica de Azovstal, en cuyo interior se encuentra un número indeterminado de militares ucranianos que se niegan a entregarse en lo que es el último reducto de defensa de la ciudad sureña con salida al mar de Azov.
Petro Andriushchenko, asesor de la alcaldía de Mariupol, anunció en un mensaje difundido a través de Telegram que, “como se esperaba, tras el paso del convoy de la ONU (evacuando a los civiles), las fuerzas de ocupación han comenzado a golpear Azovstal”.
“Han intentado especialmente atravesar un puente, el mismo que fue utilizado para la evacuación de civiles”, aseveró, y aclaró que el Ejército ruso no ha tenido éxito por el momento.
El asalto a la planta de Azovstal comenzó el pasado 3 de mayo y, desde entonces, las fuerzas rusas han tratado de irrumpir en su interior desde varias zonas.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reconoció el domongo la imposibilidad de liberar la ciudad de Mariupol, prácticamente bajo control de las fuerzas rusas, a través de medios militares.
Según Zelenski, el país “carece del armamento pesado necesario para liberar Mariupol” en una operación militar.
Asimismo, el presidente ucraniano explicó que también es prácticamente imposible garantizar la salida de los militares ucranianos atrincherados en la planta y acusó a Rusia de bloquear los esfuerzos para su evacuación.
Rusia afirma todo lo contrario, y ha reiterado que los militares pueden salir y entregar las armas, y recibir un trato digno como prisioneros.
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