“Tenemos que prepararnos para una situación como la que presumiblemente puede producirse en otoño o invierno”, dijo el ministro de Justicia, Karl Buschmann, después de que el gabinete aprobara las nuevas normas.
En declaraciones a la prensa, el ministro describió las medidas, que son de aplicación obligatoria en todas los estados federados del país, como “un buen protocolo, moderado y mesurado”.
El ministro de Salud, Karl Lauterbach, por su parte, indicó que habría “una amplia gama de instrumentos” disponibles.
Los planes aprobados por el Ejecutivo prevén, entre otras cosas, la obligación de utilizar tapabocas FFP2 en los aviones y trenes de larga distancia.
En los hospitales y las residencias de ancianos, también en toda Alemania, será obligatorio el uso de barbijos y se exigirá una prueba negativa de coronavirus para el acceso.
Los estados federados también podrán imponer más requisitos a partir de octubre.
Entre ellos se incluye la obligatoriedad de las mascarillas en el transporte público y en zonas interiores de acceso público, informó la agencia de noticias alemana DPA.
Buschmann reconoció que muchos ciudadanos se preguntan: “¿No va a terminar todo esto?”, pero justificó las nuevas medidas porque “el virus no ha desaparecido”.
Básicamente, agregó, el Gobierno federal solo introduce normas más estrictas en las residencias geriátricas.
“Todo lo demás que prevemos son bases puramente legales, es decir, opciones a las que los estados federados pueden recurrir, pero no tienen que hacerlo” obligatoriamente, explicó.
Agregó que podría introducirse la obligatoriedad de protectores faciales en interiores, no obstante lo cual los estados federados tendrían la potestad de eximir a los recién vacunados o recuperados de una infección.
Si la pandemia lo hiciera necesario, las autoridades regionales podrían poner en marcha una segunda etapa.
Entonces, podría entrar en vigor la obligatoriedad de las mascarillas en interiores, pero sin excepciones, así como la de mantener la distancia interpersonal o la limitación de aforo en lugares cerrados.
“Espero que no tenga que aplicarse en su totalidad, pero debe ser posible utilizarla”, refirió Lauterbach sobre la la normativa actualizada.
Por último, dejó claro “que no habrá más confinamientos ni cierres de escuelas”, algo que Buschmann también subrayó.
Alemania, que en junio registró un fuerte aumento de contagios, suma 31.8 millones de casos y 147.000 muertes desde el inicio del flagelo en febrero de 2020, según los datos actualizados de la cartera sanitaria.
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