El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, anunció que restringirá el número de migrantes a los que se les dará asilo en ese país, tras confirmar la evacuación del hacinado centro de Ter Apel, donde esta semana murió un bebé de tres meses y cientos de vecinos protestaron contra la “sobrecarga” impuesta a la comunidad.
Las autoridades neerlandesas confirmaron el traslado de cientos de los refugiados a distintas ciudades del país, después de que una inspección sanitaria detectara graves irregularidades, informó la agencia de noticias Europa Press.
Cientos de personas estuvieron durmiendo a la intemperie durante semanas en Ter Apel, una localidad fronteriza con Alemania, debido al hacinamiento en el interior del polideportivo dispuesto como centro de recepción, donde esta semana murió un bebé en circunstancias que se investigan.
Cientos de personas estuvieron durmiendo a la intemperie durante semanas en Ter Apel debido al hacinamiento en el interior del polideportivo dispuesto como centro de recepción
Por primera vez en su historia en el país, Médicos Sin Fronteras (MSF) activó una intervención para responder a una situación “cada vez más inhumana”.
“Es terrible lo que está pasando (…) Creo que todo el mundo piensa que es terrible que MSF se sienta obligada a intervenir”, dijo Rutte a los periodistas.
El centro de Ter Apel, el más grande de los Países Bajos, tiene camas para hasta 2000 personas, pero en los últimos meses se acumuló más gente debido a los largos retrasos en el procesamiento de las solicitudes de asilo y la falta de vivienda para aquellos a los que se les aprobó quedarse.
Rutte atribuyó el problema a una decisión de 2015 de reducir la capacidad de asilo, así como a la escasez de viviendas a nivel nacional.
Por ello, el gabinete acordó la apertura de un nuevo centro de registro en una base militar cercana con el objetivo de reubicar a todas las personas antes del 10 de septiembre, informó el servicio de radiodifusión alemán Deutsche Welle.
El Gobierno también restringirá la cantidad de migrantes y refugiados que ingresan al país, incluidos los 1.000 solicitantes de asilo que vienen anualmente como parte del acuerdo de la UE con Turquía de 2016.
Además, impondrá una restricción para que aquellos a quienes se les haya otorgado el estatus de refugiado puedan traer a sus familias.
Al mismo tiempo, se acelerarán las repatriaciones de quienes provengan de países no incluidos en la lista oficial de peligro.
La situación afuera del centro de Ter Apel es crítica.
Unas 700 personas duermen afuera, muchos de ellos al borde de la ruta en pésimas condiciones, con baños sucios y sin duchas, según el Consejo para Refugiados local que inició acciones legales contra el Gobierno.
La demanda, que se conocerá en detalle el 15 de septiembre, exige mejores condiciones, incluido el acceso a agua limpia, duchas, privacidad, alimentación adecuada y atención médica.
Por su parte, la Cruz Roja dijo que está “seriamente preocupada” por la posible propagación de enfermedades infecciosas.
El jueves, dos personas fueron hospitalizadas, un hombre por un ataque al corazón y otro porque le faltaban sus medicamentos para la diabetes.
Países Bajos no se enfrenta actualmente a una gran afluencia de refugiados. Su número se mantiene estable en torno a las 43.000 personas al año.
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